Lo que resistes, persiste

En muchas oportunidades seguramente te habrás encontrado en una situación o con alguien que detestas y tienes que convivir con eso que te produce urticaria, aunque quisieras salir corriendo.  Pues bien, como lo dice un sabio refrán “lo que resistes, persiste”.

Si hay algo que yo detesto es tener personas a mi alrededor que me acosen.  Yo tengo mi ritmo.  En lo laboral y en lo personal, cumplo con mis responsabilidades al compás que yo considero adecuado.  Sin embargo, durante toda mi vida me he encontrado con muchas personas que tienen un ritmo más acelerado y me acosan para que yo me ajuste a ese ritmo.

Hace muchos años, me encontré con un jefe acosador.  Pero no me refiero al tipo de acoso sexual, ni laboral.  Resulta que yo llegué a ese lugar para hacer un programa de TV para la secretaría de Movilidad, en ese tiempo, de Tránsito y Transportes.  Con un grupo de compañeros diseñamos el programa y realizamos el piloto o programa de prueba y lo presentamos.  Sin embargo, no hubo recursos para su financiación el proyecto se abortó.

Entonces reorganizaron el equipo y a mi me asignaron la tarea de revisar el material de video que había para organizarlo, clasificarlo y archivarlo.  Ese trabajo no era lo que yo quería hacer.  De hecho, detestaba hacerlo y con mucha resistencia comencé esa labor.  Hasta ese momento no conocía el refrán “lo que resistes, persiste”.

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Era tal mi sufrimiento en ese lugar que nada me salía bien.  Se me enredaban las cintas, se me caían los casetes, no me podía concentrar y renegaba por todo.  A esto súmale el jefe acosador preguntándome todos los días sobre mis avances.  Hasta que un día me enfermé del estómago y una compañera de la oficina, comenzó a hacerme preguntas y poco a poco me hizo terapia, sin que yo me diera cuenta.

Al confrontarme, ella me hizo consciente de que lo que estaba viviendo en la oficina era el reflejo de las lecciones que necesitaba en ese momento de mi vida.  Yo tenía que aprender que la vida no siempre es color de rosa. En muchas ocasiones te lleva a lugares donde no quieres estar y te rodea de maestros que con actitudes desobligantes o que no nos gustan, te dan lecciones de vida o te muestran eso que te disgusta de ti mismo.

Entonces comencé a ver todo con otros ojos.  A pesar de que no fue fácil al principio empecé a ver todo lo positivo de ese trabajo y lo importante que era para la empresa.  Me organicé de tal manera que ya mi jefe no tenía necesidad de buscarme, sino que yo me adelantaba y le entregaba un informe semanal de mis avances. 

Cuando mi resistencia se convirtió en agradecimiento todo comenzó a fluir maravillosamente.  Incluso aprendí a amar y a disfrutar ese trabajo.  Al poco tiempo llegó una nueva y mejor oportunidad laboral para la que me sirvió mucho el trabajo que había realizado durante ese año.

Entonces, si te estás resistiendo a algo, acéptalo, bendícelo y verás que eso que te molesta en algún momento desaparecerá.  Recuerda siempre que “lo que resistes, persiste”.

Haz lo que tengas que hacer para vencer tu resistencia. A menudo eso significa, sencillamente, ver la resistencia como lo que es. Recuerda que el punto de mayor resistencia suele ser el lugar de mayor conocimiento.