Libérate de la manipulación

En la vida encontramos personas y situaciones con las cuales nos enredamos al punto de soltar nuestro poder y caer en corrientes que nos arrastran por su cauce.  Fíjate por qué corriente vas y libérate de la manipulación.

Un día llegué a trabajar a una empresa a la que muchas personas desearían llegar.  Era una empresa que desde afuera se veía sólida, agradable, de buen ambiente para trabajar.  Sin embargo, no todo era color rosa.

Cuando entré todo parecía perfecto. En la oficina donde trabajaría había unas 70 personas.  Al principio no percibí lo que pasaba allí.  Con los días comencé a escuchar justificaciones, comentarios desobligantes, señalamientos.  Poco a poco fui sintiendo el peso del ambiente.  Todos estaban en función de lo mal que se hacían las cosas.  Y pocas veces escuchaba mensajes positivos.

Sin quererlo caí en una especie de manipulación inconsciente.  Me enredé en los comentarios,  me dejé llevar por la corriente y seguí la  misma dinámica del grupo: comencé a repetir inconscientemente, las actitudes y comportamientos de mis compañeros.

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Semanas después, todo comenzó a cambiar para mí.  Las cosas me salían mal.  Tenía dificultades en el trabajo, con mis compañeros y con mi familia. Empecé a sentir que, en lugar de avanzar, retrocedía. Todo se me estaba enredando.

Un día salí a almorzar y me encontré con una gran amiga que hacía mucho tiempo no veía.  Estuvimos hablando de muchas cosas. Me preguntó por mi trabajo y yo hice un par de comentarios a los que ella respondió con dos cuestionamientos que me llevaron a reflexionar sobre mi actitud y el lenguaje que estaba usando, en ese momento: «¿Preferirías estar sin trabajo ? ¿Y si empiezas a ver lo positivo? Recuerda que detrás de cada dificultad hay un aprendizaje valioso».

Seguimos viéndonos para almorzar y ella, siempre me dejaba una reflexión.  Poco a poco, mi amiga me fue haciendo terapia sin que yo me diera cuenta y fui entendiendo que había caído en esa trampa inconsciente del grupo.  Había entregado mi poder y me estaba dejando arrastrar por una corriente que me conducía hacia el abismo.

Entonces decidí liberarme de la manipulación del ambiente laboral, soltando todo comentario y actitud que fuera negativa o que dañara a alguien.  Me prometí que solo haría comentarios positivos y que si me llegaban pensamientos negativos los dejaría pasar.

Poco tiempo después, todo cambió.  Recuperé mi poder y mi  vida comenzó a fluir favorablemente por corrientes más tranquilas: me rendía el trabajo, lo disfrutaba, obtenía resultados positivos y mis compañeros empezaron a contagiarse de mi nueva energía.

Fijate si estás siendo arrastrada(o) por la corriente o si vas en piloto automático.  Revisa si vas transitando libremente y con consciencia de lo que estás viviendo.

Todo lo que ocurre en el camino hace parte del viaje.  Todo puede formar parte de nuestro proceso curativo.  Todos los caminos llevan al crecimiento.

Escucha con atención la siguiente reflexión.