Para hacer realidad un sueño pasamos las “duras y las maduras”. Esta es una historia de resiliencia tras un sueño animado.

La resiliencia tras un sueño animado

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Emprender nunca ha sido fácil y muchos de quienes tomamos la decisión de hacerlo pasamos las “duras y las maduras” buscando hacer realidad un sueño. La perseverancia, la disciplina y la resiliencia determinan si lograrás hacerlo realidad. Esta es una historia de resiliencia tras un sueño animado.

Walt Disney es un nombre que evoca magia, fantasía y éxito.  Sin embargo, detrás de este famoso emporio hay una historia de resiliencia y superación increíble. Aunque hoy su legado es sinónimo de sueños cumplidos, la vida de este hombre soñador estuvo marcada por innumerables rechazos, fracasos y momentos de incertidumbre que, en lugar de detenerlo, lo impulsaron a perseverar.

Nacido el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Estados Unidos, desde niño, Disney mostró inclinación por las artes. Su familia, de origen humilde, se mudó a una granja en Missouri, donde su vida no fue fácil. Siendo todavía muy chico tuvo que trabajar repartiendo periódicos y en sus ratos libres dibujaba soñando con un futuro diferente.  Ahí su creatividad floreció.

Walt no tuvo una educación formal extensa en arte. Y aunque estudió logró estudiar poco tiempo en el Kansas City Art Institute, su habilidad era natural. Su pasión por la animación lo llevó a experimentar nuevas técnicas en los estudios donde comenzó a trabajar como dibujante. Sin embargo, sus primeros intentos de negocio fueron fracasos rotundos.

Los primeros fracasos y rechazos

A los 22 años, fundó Laugh-O-Gram Studios, un pequeño estudio de animación en Kansas City. A pesar de su creatividad y talento, el estudio quebró, y Disney quebró. Este fue un momento muy difícil para él: sin dinero y sin empleo, muchos hubieran abandonado sus sueños. Pero Disney en lugar de rendirse, decidió mudarse a Hollywood con la esperanza de encontrar nuevas oportunidades y se convirtió en ejemplo de resiliencia tras un sueño animado.

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Hollywood, sin embargo, tampoco lo recibió con los brazos abiertos. Sus ideas eran constantemente rechazadas. Fue durante este tiempo, en 1927, que Disney creó a Oswald, el conejo afortunado, bajo un acuerdo con Universal Pictures. Con este personaje animado logró probar el éxito pero le duró poco.  Walt Disney perdió los derechos sobre Oswald, debido a un conflicto contractual con su distribuidor, Charles Mintz. Quien fue el encargado de distribuir las animaciones y como Oswald rápidamente se convirtió en un personaje popular, Mintz quiso tener mayor control sobre la producción.

Cuando Disney fue a renegociar su contrato con Mintz, se encontró con la sorpresa de que este hombre había contratado en secreto a gran parte del equipo de trabajo del estudio de Disney. Mintz se quedó con el personaje y el grupo de animadores.

Este fue otro duro golpe para Disney. Sin embargo, en lugar de rendirse, este revés lo impulsó a crear un personaje nuevo e independiente de cualquier distribuidor: Mickey Mouse, que se convertiría en un ícono mundial.

El nacimiento de un ícono

En 1928, el mundo conoció a Mickey Mouse, un personaje que se convertiría en el símbolo de todo lo que Disney representaba. Durante los primeros años de existencia del ratón mas famoso del mundo, Walt recibió críticas por parte de los estudios cinematográficos, se burlaban de sus cortometrajes animados. La prensa, tampoco lo ayudó mucho porque lo consideraba demasiado arriesgado.

Cuando finalmente decidió hacer su primer largometraje animado, Blancanieves y los siete enanitos en 1937, muchos lo consideraron una locura. Algunos en la industria incluso lo llamaban «Disney’s Folly» (la locura de Disney), creyendo que nadie querría ver un filme de dibujos animados de larga duración.

Disney siguió adelante, convencido de que estaba creando algo único. Su perseverancia fue recompensada cuando Blancanieves se convirtió en un éxito rotundo, marcando el inicio de la era dorada de la animación y consolidando a Walt Disney como su pionero y como un ejemplo de resiliencia tras un sueño animado.

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¿Qué motivó a Walt Disney para seguir adelante cuando todo parecía estar en su contra?

Su visión inquebrantable. Él creía firmemente en el poder de la imaginación y en la capacidad de contar historias que pudieran tocar los corazones de las personas. «Todos nuestros sueños pueden hacerse realidad si tenemos el coraje de perseguirlos», solía decir. Esta creencia fue su motor durante los momentos más oscuros de su vida.

Los problemas financieros, los conflictos laborales y las críticas constantes no fueron suficientes para detenerlo. En cambio, cada obstáculo lo hizo más determinado a demostrar que los sueños, por más grandes que fueran, podían realizarse. Este espíritu de lucha y su capacidad para adaptarse a las adversidades lo convirtieron en un símbolo de resiliencia.

Hoy, The Walt Disney Company es uno de los conglomerados más grandes y exitosos del mundo. Pero más allá de su éxito empresarial, el verdadero legado de Disney es su historia de perseverancia frente al fracaso. Su vida es un recordatorio de que, aunque el camino hacia el éxito está lleno de dificultades, aquellos que se mantienen fieles a sus sueños y luchan con determinación pueden lograr lo impensable.