Tremenda misión
Hace una semana, me encontré un grupo de mujeres vestidas con camisetas moradas que tenían estampado un mensaje claro: “jóvenes contra la explotación sexual”. Y justo unos 15 días atrás había visto en redes sociales una información relacionada con este tema que me había dejado inquieta. Entonces entendí que Dios me estaba poniendo en el camino tremenda misión: hablar de este tema.
Abordé a una de las chicas, Claudia Yurley Quintero de la Fundación Empodérame, una organización que tiene como propósito defender los derechos de las víctimas del tráfico de personas, la explotación sexual, desplazamientos forzados y migrantes.
Me presenté y le pregunté que si tenía conocimiento de una investigación que se había hecho en Medellín sobre la trata de personas. Me dijo que no y me explicó quién era y que hacía en la ciudad. Entonces le pedí una entrevista sobre el tema y esto fue lo que hablamos.
Cuando comenzamos nuestra conversación lo primero que me dijo fue que “para poder combatir la trata de personas y la explotación sexual, la gente tiene que verlos como delitos, no como trabajo.
Si tú crees que las mujeres que están en la calle, por ejemplo, cerca de la Veracruz, en Medellín, incluso las adultas mayores que se bajan la blusa o se alzan la falda o caminan por la calle alcoholizadas o drogadas están ahí por gusto estás equivocada. Si tú ahí no logras ver a personas vulnerables, no puedes ayudar”.
Claudia continúa “…la pregunta que tendríamos que hacernos como sociedad es ¿Por qué una parte de la población mayoritariamente masculina que compra sexo de mujeres y de cuerpos feminizados? Es innegable que en el mercado de la prostitución son los hombres mayoritariamente los consumidores y las mujeres y las niñas, en su mayoría, las explotadas.
La directora de la Fundación Empodérame, nos recuerda que la trata de personas es la captación, traslado y acogida de personas con fines de explotación sexual. Entonces en un barrio humilde, buscan a las niñas, les dicen que en el centro pueden conseguir dinero fácil; las trasladan de la periferia de la ciudad al centro, las acogen en un prostíbulo y allá se quedan condenadas a que otros las exploten.
La prostitución no es delito, pero su mercado no se abastece solo. Entonces entran en juego la trata de personas y la explotación sexual que si son delitos. En esta medida el Estado es responsable de combatir las mafias que trafican y dominan el mercado de la explotación sexual, y crear mecanismos de atención eficaces y eficientes para las víctimas.
En Medellin el tema es muy preocupante
La fundación Empodérame que dirige Claudia tiene sedes en Popayán, Cartagena, Cúcuta y Cali, pero en los últimos tiempos muchos de los casos que reciben son de Medellín. Al parecer, la capital antioqueña genera un ambiente propicio para el tráfico y la explotación sexual, en su mayoría de mujeres, niñas y adolescentes. Empodérame atiende en promedio, 380 víctimas cada año. De estos casos entre 15 y 20 se producen en Medellin.
Situación que se agrava para las víctimas menores de edad que deben ser atendidas por ICBF. Sin embargo, en Medellín no hay hogares sustitutos especializados para su atención . Incluso en muchas ocasiones la fundación ha tenido que llevarlas a otras ciudades para garantizar su seguridad y sus derechos.
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“Para los pedófilos a acceder al cuerpo de una niña o un niño en Medellín es fácil. Las niñas están en la calle explotadas sexualmente y ellas no tienen otras opciones”, asegura Claudia Quintero.
Por su experiencia, por los casos que ha atendido y las historias que conoce, esta mujer asegura que a una chica que está en un prostíbulo no le gusta acostarse con borrachos desconocidos, ni disfruta acostarse con 5 o más hombres en una noche o exponerse a que la maltraten y arriesgar su vida de muchas maneras.
Adicionalmente hoy se enciende otra alarma en Medellín: el incremento de mujeres contagiadas de VIH. Según Claudia Quintero, hoy, entre el 25 y el 30 % de las mujeres que atienden en Medellín, están contagiadas de VIH. Ya ni siquiera se les dan condones.
Una mujer empoderada para cumplir tremenda misión
Cuando entras al mundo de la prostitución, sin importar cómo llegaste, entras a un círculo vicioso del que es difícil salir. Entonces la tremenda misión de Claudia es buscar opciones reales para quienes quieren dejar este oficio y sobre todo, para las víctimas de la trata de personas y la explotación sexual.
“Si yo no tengo para comer y no tengo otras opciones pues tengo que prostituirme. Sea cual sea mi condición, el Estado tiene la obligación de protegerme, ofrecerme alternativas de educación, servicios de salud, oportunidades laborales. Así es como se pueden combatir estos delitos».
Claudia tiene un panorama claro de esta problemática: “Nosotros creemos que en Colombia hay un millón de mujeres venezolanas víctimas de trata de personas. Esto sin abordar la explotación sexual doméstica, o sea, la relacionada con las plataformas digitales y la pornografía. Si tú miras los datos de la de la Fiscalía del 2023, hay más o menos 15 noticias criminales de explotación de niños y niñas”.
Esta mujer, que entiende lo que es prostituirse para sobre vivir, insiste en que una buena atención para estas mujeres pasa por conocer sus historias porque cuando las escuchas te das cuenta de que su vida no es como la pintan quienes están en el negocio.
Por eso todos los años, especialmente cuando están comenzando los nuevos gobiernos municipales, Claudia toca puertas para buscar apoyo para la atención de las víctimas de la trata de personas y la explotación sexual. Cuando yo me la encontré se dirigía a una reunión con la secretaria de Mujeres de Medellin, de la que salió esperanzada.
Esperemos que muy pronto comiencen a dar frutos las gestiones de Claudia y que las entidades responsables del tema se articulen para dar alternativas diferentes a las víctimas de la explotación sexual y la trata de personas.