Me dejé tentar y me fui a “juniniar”
Atendiendo la invitación de Jorge Mario Puerta, director de Corpocentro y organizador de muchas actividades que buscan promover el corazón de Medellín, el sábado pasado me dejé tentar y me fui a “juniniar”.
En Medellin “juniniar” es una palabra muy importante para las generaciones de los años 50, 60 y 70. Significaba ir a “parchar” con los amigos en Junín, donde se concentraba la actividad social, económica y política de la ciudad.
Con el paso del tiempo y el desarrollo de Medellín, el protagonismo del centro fue desapareciendo y con él, la “juniniada”.
Ahora, para recuperar parte de esa dinámica social a Junín nace “Volvamos a juniniar”, una estrategia que se suma a “Experiencias Centro de Medellín”, una serie de recorridos guiados por diferentes zonas del corazón de la ciudad.
“Experiencias Centro de Medellín es un programa que tenemos hace 2 años. Lo teníamos inicialmente para públicos cerrados: colegios, universidades, empresas y los hacemos cualquier día de la semana a cualquier hora; pero estos recorridos ya están abiertos al público en general y esta es la primera experiencia.”
La invitación es para “quienes no han venido a este territorio para que lo conozcan, recuerden la historia y las cosas bonitas que pasaron acá. Reencontrarnos en una zona que, en los años 50, 60 y 70, fue referente social, comercial, político y gastronómico de la ciudad”, afirma su promotor Jorge Mario Puerta.
Este primer recorrido abierto al público en general comenzó a las 10:00 de la mañana en la Estación San José del Tranvía. Luego siguió por el Pasaje La Bastilla el edificio Coltejer, El Astor, el Antiguo Club Unión, el Salón Versalles, la Feria Artesanal, el Teatro Lido y terminó en el Parque Bolívar y la Catedral Metropolitana.
Así estuvo mi “juniniada”
Como no alcancé a llegar a tiempo para salir con el grupo, me fui por mi cuenta. Tomé el Metro hasta la estación Parque Berrío. De ahí caminé hasta el Coltejer, un edificio que me genera sentimientos encontrados. Por un lado, me recuerda la lamentable demolición del Teatro Junín una joya arquitectónica inaugurada en 1924. En su tiempo, se destacó dentro de los 4 teatros más grandes y hermosos del mundo.
Por otro lado, también siento admiración el edificio que con su forma de aguja, fue el ícono de la ciudad en la segunda mitad del siglo pasado.
Pasé luego por el Tequendama, un edificio de oficinas que no está contemplado en el recorrido guiado de Corpocentro pero que me recordó algunos momentos de mi niñez porque un tío, hermano de mi papá, tuvo allí sus oficinas.
Parada obligada
Me detuve en el Astor la repostería más famosa de Medellín durante más de 5 décadas. Reconocida por sus deliciosos y exclusivos productos especialmente los besos de negro, los moritos y el jugo de mandarina. Allí hablé unos minutos con Isabel Arroyave, administradora de este punto de venta.
En nuestra corta conversación me dijo que esta estrategia “es muy positiva porque es la oportunidad de que nos conozcan; que los abuelos regresen, revivan esos momentos hermosos que vivieron acá, que compartan con sus familias sus historias…”.
En agosto, el Astor cumple 94 años. Y allí se vivieron muchas historias de parejas que se casaron, de celebraciones de15 años y otros eventos sociales. Hoy todavía se conservan productos exclusivos como la copa de novios y los sapitos.
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A Gloria Lía Soto de Puerta, una de las 7 personas que se le apuntó a “Volvamos a juniniar”, este recorrido le permitió recordar sus tiempos de juventud, cuando bajaba al centro con sus amigas. “Yo venía todos los viernes a pagar los clubes y a tomar el algo. Después recorríamos todo Junín y hasta nos tomábamos fotos instantáneas. Eso pasamos muy rico por aquí. Son recuerdos muy muy maravillosos”.
Para Alejandra Acero otra de las participantes del recorrido aseguró que esta estrategia “nos permite conocer dónde y cómo vivían nuestros antepasados; qué hay detrás de cada rincón de estos lugares que fueron importantes para ellos”.
Salí del Astor y seguí mi recorrido. Pasé por el Antiguo Club Unión, el Salón Versalles, la Feria Artesanal, el Teatro Lido, el Parque Bolívar y terminé en la Catedral Metropolitana.
Si vas a juniniar recuerda pasar por el Salón Versalles
De la Catedral me regresé a Versalles, un salón que nació como repostería en 1961, para hacerle competencia a El Astor. Unos años más tarde fue comprado el argentino Leonardo Nieto quien le dio el toque especial que marcó la diferencia y lo convirtió en otro de los lugares icónicos de la ciudad.
Carlos Enrique García, Administrador de este maravilloso lugar, en el que trabaja desde 1979, nos cuenta que “Versalles siempre ha ido de la mano del fútbol, el ciclismo y el tango. Tenemos una clientela muy, muy especial que nos quiere mucho, con un sentido de pertenencia bárbaro y nos siguen visitando; niños que vinieron pequeñitos y hoy en día viene con sus esposas, con sus novias, con sus hijos.”
Carlos Enrique, Isabel, Jorge Mario, Gloria Lía, Alejandra y todos los comerciantes de Junín esperan que estos recorridos guiados, que se harán cada 15 días, generen una gran movilización y recuperación del centro de Medellín, para el disfrute de la ciudadanía local y extranjera.