Un controvertido método de sanación
Cada 10 de abril, el mundo conmemora el Día Mundial de la Homeopatía en homenaje al nacimiento de Samuel Hahnemann, médico alemán del siglo XVIII (1755-1843) y un controvertido método de sanación.
Durante más de dos siglos, la homeopatía sigue vigente en decenas de países, con millones de personas que recurren a sus tratamientos buscando una alternativa natural y personalizada de sanación. Sin embargo, es objeto de profundas críticas por parte de la comunidad científica.
La homeopatía es una terapia holística, que analiza al individuo como un todo: cuerpo, mente y emociones. Según el Ministerio de Salud de Brasil (MS), esta práctica considera que la enfermedad no empieza en el cuerpo, sino en un desequilibrio previo de la energía vital del ser humano. Por eso, incluso los estados de malestar difuso o el sufrimiento emocional, aunque no tengan una causa fisiológica visible, son tratados como señales de enfermedad.
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Principios fundamentales
De acuerdo con su creador, la homeopatía se soporta en dos principios fundamentales:
- Semejanza: una sustancia capaz de provocar síntomas en una persona sana, puede curarlos en una persona enferma, siempre que se administre en dosis muy pequeñas.
- Ultradilución: los medicamentos homeopáticos se diluyen hasta el punto en que, según sus defensores, conservan solo el “recuerdo” energético de la sustancia original.
Los remedios pueden elaborarse a partir de plantas, minerales, productos químicos o materiales de origen animal. Se administran en forma de pastillas que se disuelven bajo la lengua, líquidos, cremas, aerosoles, pomadas o comprimidos.
Uno de los aspectos centrales de la homeopatía es su enfoque vitalista. Desde esta perspectiva, la salud depende del equilibrio de una energía vital que anima al organismo. Cuando esta energía se desequilibra, aparecen los síntomas —físicos, emocionales o mentales—, que se interpretan como manifestaciones del malestar antes incluso de que surjan daños fisiológicos.
Controversia científica
A pesar de su popularidad, la homeopatía ha sido objeto de severas críticas por parte de la comunidad científica. Uno de los estudios más citados al respecto fue publicado en 2005 por la revista médica The Lancet. En este trabajo se compararon los efectos de medicamentos homeopáticos, medicina convencional y placebos. La conclusión fue clara: mientras los tratamientos convencionales mostraban efectos clínicos específicos, los efectos de la homeopatía eran similares a los del placebo.
En la misma línea, el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica de Australia (NHMRC) publicó en 2017 un informe donde afirmaba que no existe ninguna enfermedad para la que haya pruebas científicas fiables de que la homeopatía sea eficaz. Además, el organismo advirtió que recurrir a la homeopatía como tratamiento principal en enfermedades graves puede representar un riesgo para la salud si se retrasa o evita una terapia médica con respaldo científico.
Cómo convertirse en homeópata
Para ejercer como homeópata se requiere formación especializada. En muchos países, solo los profesionales de la salud (médicos, farmacéuticos, veterinarios) pueden acceder a programas certificados. La formación incluye fundamentos de medicina, farmacología homeopática, diagnóstico clínico y práctica supervisada. En otras regiones, existen cursos abiertos al público, aunque sin regulación oficial, lo que genera debates sobre la calidad y seguridad del ejercicio profesional.
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A pesar de ser un controvertido método de sanación, la homeopatía sigue siendo elegida por millones de personas que buscan tratamientos menos invasivos y más personalizados. La clave, como señala el Ministerio de Salud de Brasil, es verla como una herramienta complementaria, y no sustitutiva, siempre bajo la guía de profesionales calificados y con información clara para tomar decisiones responsables sobre la salud.