Ten cuidado con lo que dices
¿Eres consciente del peso que tienen las palabras que usas? Probablemente no, ¿cierto? La mayoría de las personas no somos conscientes del poder de lo que decimos y hay palabras que pueden arruinar tus buenas intenciones. Por eso ten cuidado con lo que dices.
La Programación Neurolingüística (PNL) enseña que el lenguaje ¡es una herramienta poderosa que nos ayuda a entender el mundo y a que los demás nos entiendan! Y en este mar casi infinito de palabras que es nuestro idioma, hay una pequeña de apenas cuatro letras que, sin darnos cuenta, puede arruinar nuestras buenas intenciones y hasta cambiar el sentido de lo que queremos decir: ¡la famosa palabra «pero»!
Imagina esta situación tan de todos los días: tu mejor amigo te dice que te aprecia un montón, que le encanta pasar tiempo contigo y que tu sentido del humor es genial… y de repente, ¡hace una pausa! Y suelta un… «pero». O alguien te echa un piropo: «¡Qué vestido tan bonito!… pero…», o «¡Hiciste un trabajo excelente con esto!… Pero…», o «¡Me encanta tu nuevo peinado!… pero…».
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¿Cómo te sientes en ese momento, incluso antes de que sigan hablando? Es que por más que intentemos ser indiferentes al comentario, nuestra reacción emocional es casi automática. ¡Es como que si borráramos todo lo bueno que vino antes del «pero» y nos concentramos en lo que sigue! En el fondo, sabemos que lo que viene después es lo que la otra persona «de verdad» piensa, siente o quiere decir.
Tiene tanto poder que anula lo que dijiste
Esta palabra tiene tanto poder que ¡anula todo lo que dijiste antes! Es como la señal de que ‘¡ojo, que ahora viene lo importante de verdad!’. Usarla sin control es como pisar una ‘trampa’ verbal que puede echar a perder cualquier efecto positivo que queramos lograr.
Piénsalo: ¿cuántas veces has oído (o dicho) algo así? Jefes que dan opiniones, parejas que expresan amor, maestros que evalúan; todos, con las mejores intenciones, pueden estropear sus mensajes al meter esta palabrita. Frases como «Lo manejaste muy bien… pero…» o «De forma general, tu rendimiento fue bueno… pero…» le quitan valor al cumplido inicial, dejando a quien escucha con la sensación de que lo positivo era solo un preámbulo para la crítica.
Y ojo, que no es solo el «pero» tal cual. Hay otras formas de conseguir el mismo efecto negativo sin usar la palabra. Por ejemplo, «sin embargo», «todavía» o «a pesar de» pueden sonar igual de mal: «Eso me gustó… sin embargo…». O «Has hecho algunos puntos buenos, todavía…». ¡Son igual de engañosas!
¿Qué hacemos entonces? ¡Es más fácil de lo que parece!
¡La solución es súper sencilla y funciona de maravilla: cambia el ‘pero’ por la palabra ‘Y’! Haz la prueba durante una semana y verás cómo esa palabra comienza desaparecer de tu vocabulario.
En lugar de decir:
- «Tuve una noche genial contigo, pero quizás nos involucramos demasiado.»
- «Tu desempeño en el trabajo ha sido muy bueno, pero me gustaría que trabajaras más en equipo.»
- «Estoy de acuerdo con mucho de lo que dices, pero me pregunto si podríamos analizar este punto en particular.»
Di:
- «Tuve una noche genial contigo, ¡Y quizás nos involucramos demasiado!»
- «Tu desempeño en el trabajo ha sido muy bueno, ¡Y me gustaría que trabajaras más en equipo!»
- «Estoy de acuerdo con mucho de lo que dices, ¡Y me pregunto si podríamos analizar este punto en particular!»
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La forma útil de usar «pero»
Claro que no está mal usar el «pero» siempre y cuando sepas cómo va a influir en la otra persona. Por eso lo usé un par de veces más arriba, ¡fue a propósito! Úsalo, por ejemplo, cuando quieras reconocer algo que no salió tan bien, pero quieres destacar lo positivo.
- «Este no fue tu mejor esfuerzo, PERO sé que lo harás mejor la próxima vez.»
- «Está bien, nos equivocamos, PERO aprendamos de nuestros errores y sigamos adelante.»
- «Ciertamente enfrentamos grandes obstáculos con este proyecto, PERO sé que podremos tener éxito.»
En el mundo de las empresas, he visto a gerentes con mucha experiencia dar comentarios excelentes y luego arruinarlo todo al añadir un «pero». He escuchado a personas decirles a sus parejas cuánto las aman y luego estropear el momento con un «pero». Y he visto a padres provocar reacciones que no querían en sus hijos por usar el «pero» sin pensar.
No basta con tener buenas intenciones. Un principio clave de la PNL es que tú eres responsable de cómo impactan tus palabras. Así que ten cuidado con lo que dices. Desde hoy ponte las pilas y empieza a fijarte en ese “pero”. ¡Úsalo con inteligencia o, mejor aún, cámbialo por un ‘y’!