Te invito a descubrir tu propia verdad

Hoy hablaré de un tema complejo porque depende de quién lo defina, cómo lo defina y las circunstancias en que lo defina y en todos los casos es “verdad”.  Verdad, una palabra compleja desde lo conceptual y mucho más desde lo práctico.  Hablaré de ella porque con la reflexión de hoy te invito a descubrir tu propia verdad.

Cuando era pequeña yo veía que en mi casa, como en la mayoría de los hogares colombianos, siempre se hacía lo que papá y mamá decían.  Por su puesto ellos eran los adultos responsables y por lo tanto quienes tenían la verdad.  Ahí no había discusión.  Con el tiempo, fui creciendo y empecé a ver que yo era una niña diferente a la que mi mamá quería que fuera, según lo que ella asumía, debía ser una niña.  Me gustaba correr, estar en la calle jugando con los vecinos.  Las pocas veces que pude hacerlo lo disfruté muchísimo.

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Lamentablemente conforme fui entrando en la adolescencia y la madre super protectora fue cubriéndome cada vez más.  Ella desde su verdad, estaba convencida de que eso era lo mejor para mí.  Yo en cambio, sentía que me asfixiaba, que era injusto que mis hermanos pudieran salir y yo no. Que no me dejara ir a fiestas.  Y si miramos en retrospectiva las dos teníamos razón, cada una actuaba de acuerdo con su verdad.

Hoy todavía me pregunto si fui muy respetuosa, resignada o cobarde.  Porque mientras que algunas amigas, en circunstancias similares a la mía, se volaban, yo era incapaz de hacerlo.  En el fondo yo sentía que mi mamá tenía la razón, en cuanto a los riesgos y peligros que había afuera.

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Lo cierto es que mi mamá, con el ánimo de protegerme, impidió que yo viviera muchas experiencias que solo se permiten en la adolescencia.  Ella solo pensaba en que nada, absolutamente nada, me hiciera daño.  Pocas veces le dio crédito a mi verdad y yo con los años, ya en la edad adulta pude entender su verdad.

Entender los comportamientos, las reacciones, las formas de pensar de las demás personas es muy complejo, porque creemos que nuestra verdad, e la verdad absoluta. Y no es cierto.  Todos vemos la realidad diferente, cada uno desde su óptica y de acuerdo con sus creencias, experiencias, aprendizajes. Tu verdad no es la misma que la mía y eso no puede ser un problema.  Te invito a descubrir tu propia verdad, teniendo presente que es solo tu verdad, no la verdad absoluta.

Tú estás en un viaje de descubrimiento.  Descubre lo que es verdad para ti.  Recuerda: ninguna verdad te pertenece mientras tu no la hayas descubierto