Maestras del equilibrio y la confianza

En Colombia tenemos una maravillosa biodiversidad que se nos convierte en paisaje y dejamos de reconocer su valor. Yo vivo en un lugar privilegiado, donde todavía podemos apreciar infinidad de especies de aves y roedores.  Una de ellas la ardilla.  Tengo la fortuna de cruzarme con ellas con frecuencia y disfruto ver a estas maestras del equilibrio y la confianza.

Son expertas trepadoras, capaces de saltar de un árbol a otro con una destreza que parece desafiar la gravedad. Se han adaptado a la arrasadora urbanización y son capaces de vivir tanto en frondosos bosques como áreas urbanas. Siempre buscando el equilibrio entre un refugio seguro y un fácil acceso al alimento.

Suelen construir sus nidos en las copas de los árboles o en huecos en la tierra que cubren con hojas, musgo y ramas. No conozco sus nidos, pero con frecuencia las veo correr de un lado a otro buscando semillas para alimentarse.

 Son principalmente diurnas y su energía incansable las hace fácilmente reconocibles. En zonas donde hay estaciones recolectan y almacenan su alimento durante el otoño, para sobrevivir en el invierno, la temporada más difícil para ellas porque  la comida escasea.

Lecciones para aprender de las ardillas

Estas maestras del equilibrio y la confianza no solo son excelentes recolectoras, sino también astutas estrategas. Aunque pueden parecer animales solitarios, su vida está llena de interacciones. Se comunican entre sí mediante sonidos, movimientos de la cola y expresiones faciales, advirtiéndose sobre posibles depredadores o disputando un territorio.

A pesar de su espíritu independiente, en algunas especies, como la ardilla de tierra, se observan fuertes lazos comunitarios. Se protegen entre ellas y aprenden unas de otras, demostrando que la unión y la cooperación son esenciales para la supervivencia.

Observar a las ardillas en su rutina diaria es como recibir una lección de vida. Su capacidad de planificar el futuro sin dejar de disfrutar el presente nos recuerda la importancia del equilibrio entre el trabajo y la diversión. También nos dan clases de perseverancia: si fallan en un salto, lo intentan de nuevo sin dudar.

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Otro gran aprendizaje de las ardillas es su relación con la abundancia. No se aferran a cada semilla que encuentran, sino que confían en la naturaleza y en su propia habilidad para encontrar más recursos cuando los necesiten. Esta mentalidad nos invita a soltar el miedo a la escasez y a confiar en el flujo natural de la vida.

Su significado espiritual

En muchas culturas, las ardillas son símbolos de previsión, alegría y agilidad mental. Su presencia puede interpretarse como un mensaje de la naturaleza para organizar mejor nuestra vida y soltar aquello que nos pesa. Se cree que las ardillas nos enseñan a estar en armonía con el cambio, a movernos con ligereza y a confiar en nuestra capacidad para adaptarnos ante cualquier circunstancia.

Las maestras del equilibrio y la confianza, también nos invitan a mantener una actitud juguetona ante la vida. Aunque sean trabajadoras incansables, nunca dejan de disfrutar el momento. Sus acrobacias y carreras entre los árboles nos recuerdan la importancia de la diversión, del movimiento y de mantener un espíritu joven.

Las ardillas, con su energía y su amor por la vida, son un reflejo de la sabiduría de la naturaleza. Nos muestran que para vivir plenamente es necesario mantener en equilibrio entre la preparación y la confianza, el trabajo y la diversión. La próxima vez que veas a una de estas pequeñas criaturas corriendo entre las ramas, recuerda su mensaje: disfruta el presente, prepárate para el futuro y nunca pierdas la capacidad de jugar.