La voz que encendió el alma de una generación

Nacida el 25 de marzo de 1942 en Memphis, Tennessee, Aretha Franklin llegó al mundo con un don extraordinario. Sin embargo, para llegar a ser la voz que encendió el alma de una generación tuvo que superar muchos obstáculos.

Fue criada en un hogar donde la música impregnaba todo. Su padre, un carismático pastor baptista, la impulsó al canto desde temprana edad. Su madre, también cantante y pianista.

La primera prueba que enfrentó la reina del soul, fue la separación de su madre, quien se marchó cuando Aretha apenas tenía seis años.  De ahí que su infancia haya sido compleja. Pero ese golpe emocional la pequeña intentó mitigarlo refugiándose en el canto.

Dos embarazos en la adolescencia y la estricta autoridad de su padre la hicieron madurar antes de tiempo. Sin embargo, su talento innato la convirtió en una estrella precoz del góspel. Con una voz muy particular, fue descubierta por una empresa discográfica que la llevó a la cima.

Su camino al éxito no fue un lecho de rosas

Aretha Franklin no solo conquistó el mundo de la música, sino que redefinió lo que significaba ser una mujer negra en la industria. Con canciones como «Respect», transformó una composición de Otis Redding en un himno de empoderamiento femenino y racial. Su voz no era solo melodía, era un grito de lucha y afirmación.

La carrera de Aretha estuvo llena de éxitos: 19 premios Grammy, el título de primera mujer en ingresar al Salón de la Fama del Rock and Roll, y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Su álbum «Amazing Grace» (1972) se convirtió en el disco de góspel más vendido de la historia.

Y su interpretación en la investidura de Barack Obama en 2009 fue un momento icónico que simbolizó la lucha y el triunfo de la comunidad afroamericana en Estados Unidos.

Pero su brillo como estrella también fue opacado por las sombras. Su carácter fuerte y su lucha contra adicciones y problemas financieros la hicieron una figura compleja. Se decía que llevaba su dinero en el bolso por miedo a ser estafada, y su obsesión con la competencia la llevó a rivalizar incluso con otras mujeres talentosas de la música.

Lee también Ni hábitos ni matrimonio, ella prefirió la ciencia

Un símbolo eterno de fortaleza y talento

Aretha Franklin fue un símbolo. Su música, su pasión y su lucha por la dignidad marcaron a generaciones. Desde los púlpitos de la iglesia hasta los escenarios más grandes del mundo, su voz fue una de las más poderosas del siglo XX.

El 16 de agosto de 2018, el mundo se despidió de la reina del soul. Murió a los 76 años tras una batalla contra el cáncer de páncreas, dejando un legado que trasciende el tiempo. En su funeral, personalidades como Barack Obama y Stevie Wonder la homenajearon, recordando que Aretha no solo cantó para entretener, sino para transformar la realidad de quienes la escuchaban.

Su legado sigue vivo en cada acorde de «Think», en cada nota de «(You Make Me Feel Like) A Natural Woman» y en cada eco de «Respect» que aún resuena como un llamado eterno a la igualdad y la dignidad. Aretha Franklin no solo fue la reina del soul, fue y será la voz que encendió el alma de una generación.