Un joven vintage con ganas de volar alto
Es un joven artista nacido y criado en Montería, capital de Córdoba, el departamento donde, podría decirse, que comienza el Caribe colombiano. Vivió mucho tiempo en Bogotá, pero regresó para retomar el arte, en su ciudad natal. Armando Bonilla es un joven vintage con ganas de volar alto.
“Desde que tengo conciencia siempre pinté, dibujé en el colegio. Recibí varios llamados de atención porque no escribía, sino que pintaba en todos los cuadernos. Y en algún momento pensé que no valía la pena” recuerda el joven artista cordobés.
Acaba de sobreponerse de un momento oscuro de su vida. Estuvo a punto de renunciar a sus sueños porque su entorno social no valoraba su arte y lo consideraba una pérdida de tiempo. Fueron 3 años en los que dejó los lienzos y los pinceles; 3 años de autoflagelación, frustración y soledad.
Al joven artista monteriano le tomó mucho tiempo darse cuenta y salir del círculo nocivo en el que se encontraba. “Hay gente que es muy negativa, que trata de bajarte la moral y piensa que no vale la pena hacer eso que te gusta hacer. Pero hoy que retomé el arte, me doy cuenta de que tengo un monstruo ahí dentro con ganas de salir y con mucho que ofrecer”.
Hoy Armando pinta sin descanso porque ha entendido que su arte le permite expresar lo que siente, mostrarse sin tabúes, comunicarse mejor con su gente, su ciudad y su mundo. Sin pena y sin miedo. “Era bastante tímido, cerrado totalmente y pienso que el arte me ha liberado; pintar todos los días es una catarsis total”.
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Todo este proceso le ha servido para avanzar y no quedarse estancado pensando en que solo es posible llegar hasta donde se ha llegado. Tambien ha sido motivación para su familia y sus amigos. Ahora todos entienden que del arte en todas sus manifestaciones: música, pintura, escritura, se puede vivir.
Joven vintage
Armando se define a sí mismo como “un joven vintage”, un joven con alma de viejo. Le gusta lo clásico como tomar ”tintico” y escuchar música clásica y lo moderno como pintar a ritmo de rock. Contrario a la mayoría de hombres y mujeres de su edad, él no es esclavo del celular ni de las redes sociales. Solo los utiliza para mostrar su arte.
Cuando está inspirado pintando no hay nada que lo distraiga. “Ahora a los jóvenes solo le gusta estar pegados del teléfono, digitando; yo cuando pinto, boto el teléfono o lo uso solamente para escuchar música. Él suena y suena, pero no lo contesto, sólo lo utilizo para lo necesario”.
Hoy Armando es un joven vintage con ganas de volar alto. También empieza a ver los frutos de su proceso y su esfuerzo. Este año fue invitado como artista para ambientar el escenario del Festival Montería Me Sabe a Tradición que se realizó en la Perla del Sinú. Él y la promotora de arte Sandra Esquivel, se encargaron de ambientar el parque Simón Bolívar para recibir los emprendimientos de dulces típicos y artesanías que participaron en el festival.
Armando Bonilla, siente que su sueño hoy está más claro y sus lienzos y sus pinceles dan color a su vida. Nosotros, desde Heterodiversa, le auguramos éxitos extraordinarios.
Aquí la entrevista