Eso es lo que hay
Mi padre y un tío, para el que siempre fue “la niña”, me apoyaban económicamente mientras estudiaba en la universidad. Yo me ayudaba con algunos trabajos temporales. Sin embargo, el dinero no me alcanzaba para pagarle a alguien para que hiciera las labores domésticas que me disgustaban. Entonces, tuve que lavar ropa a mano (blue jeans, lo peor), planchar y tantas otras actividades del hogar.
También aprendí a defenderme en la cocina, que era lo que menos me gustaba y paradójicamente lo único que no me enseñaron en mi casa. Hoy pienso que como a mi mamá tampoco le gustaba mucho la cocina, pues tampoco la desveló enseñarme.
Mis primeras recetas fueron desastrosas, además porque nunca le pregunté a nadie, fui autodidacta en la cocina. Ya se podrán imaginar cómo me quedaron esos primeros platillos. En aquel entonces tenía un novio que me sirvió de “conejillo de Indias”: todo lo que le ofrecía se lo comía sin chistar. Eso si era amor puro.
No te resistas, acepta la vida como venga
Aún después de estas experiencias, seguí resistiéndome a estas labores por muchos años. Siempre que pude las evité y cuando no podía, se alteraba mi tranquilidad. Y como no entendí el mensaje, la vida que es sabia, me puso en un callejón sinsin salida: me guste o no, tengo asumir las labores mi casa, atender a papá y mamá y responder por mi trabajo.
Al principio fue terrible. Los horarios, cumplir con todo, especialmente con mis responsabilidades laborales. Con mucha rabia comencé a cocinar, lavar ropa, limpiar baños, barrer, trapear, etc. Y como soy tan perfeccionista, soy de las que cree que solo yo, hago las cosas bien.
Un día mi hijo, mi maestro, comenzó a mostrarme todas las bendiciones que tenemos: un hogar, una familia, salud, un techo, una cama limpia donde descansar en las noches, tantas y tantas cosas que me sentí mal porque eso, tan terrible para mí, es la cotidianidad de muchos seres en el mundo con circunstancias más complejas que las mías.
Hoy sigo aprendiendo y procuro aceptar la vida como llega, porque «vieja, eso es lo que hay» y porque tengo la certeza de que todo es perfecto y de que mi ser se está preparando para pasar a otro nivel.