Dios sí habla, pero ¿estás escuchando?

Vivimos en un mundo ruidoso. Opiniones por todas partes, notificaciones constantes, consejos sin pedirlos. En medio de ese bullicio, muchas veces olvidamos que la guía más sabia, la más profunda y amorosa, no viene de afuera: viene de Dios, del universo, o como prefieras llamarlo. Pero hay un pequeño problema… no siempre sabemos escucharla. Dios sí habla, pero ¿estás escuchando?

Y no es porque no esté ahí. Esa orientación llega. A veces como una certeza suave en el pecho, otras como una señal inesperada o una conversación que parece casual pero nos responde justo lo que necesitábamos saber. También puede manifestarse como una pausa obligada, un obstáculo, un “no” que parecía doloroso pero que luego entendimos como protección.

La clave está en la atención. En bajar el volumen del mundo externo para poder sintonizar con esa voz interior que no grita, pero insiste. En palabras de un audio inspirador que circula en redes, nuestra vida no siempre se parece a una autopista iluminada donde todo se ve con claridad. A menudo se asemeja más a una carretera oscura, sinuosa, en la que apenas podemos ver unos metros adelante. Sin embargo, eso no significa que estemos perdidos.

Para y tómate un respiro

Cuando todo parezca confuso, el mejor consejo es detenerte. Respira. Escucha a tu corazón. Pregúntate qué necesitas hacer ahora, no mañana, no dentro de un año. Porque muchas veces la guía no aparece como un mapa completo, sino como un faro que ilumina paso a paso. Y basta con avanzar hasta donde se ve.

Dios sí habla, pero ¿estás escuchando? Las señales pueden venir en forma de intuiciones, de sueños, de esa “corazonada” que no sabes cómo explicar, pero sientes que es lo correcto. También se manifiestan en el cuerpo: un nudo en el estómago, una tensión en el pecho, una paz repentina. Todo eso son lenguajes de lo divino. Y cuanto más practiques el silencio, la escucha consciente y la conexión contigo, más fácil será comprenderlos.

Presta atención a los momentos de sincronicidad: cuando piensas en algo y alguien lo menciona, cuando encuentras un libro que responde justo lo que te preguntas, cuando una canción parece escrita para ti. Nada de eso es casualidad. Son guiños del universo para decirte que vas por buen camino.

Y si no sabes qué hacer, también está bien. Porque a veces la guía se presenta como inactividad deliberada. Como la necesidad de frenar, de confiar, de prepararte para lo que viene. No hacer nada también es una forma de actuar cuando viene desde la paz interior.

¿Y si hoy haces silencio un momento y preguntas en tu interior? Tal vez descubras que la respuesta siempre estuvo ahí. Solo necesitabas confiar… y escuchar. Dios sí habla, pero ¿estás escuchando?

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