“Trabaja limpiando culos”

En el vasto universo de las profesiones, pocas requieren tanta humanidad, dedicación y resiliencia como la enfermería. Estos profesionales, a menudo invisibles para muchos, desempeñan un papel esencial en el cuidado y bienestar de quienes más lo necesitan. Sin embargo, su labor es frecuentemente desvalorizada, reducida a expresiones despectivas como «trabaja limpiando culos», ignorando la profundidad y el impacto de su trabajo.

Recientemente, un amigo me compartió a través de Facebook, una publicación de una persona que reposteaba la reflexión que hacía una enfermera y me llamó la atención. En su post ella decía:

«Hoy volví a escuchar ‘trabajas limpiando culos’ y no es ni la primera ni la octava vez que lo escucho. Y siento la necesidad de reivindicar mi trabajo y de gritar al mundo lo orgullosa que estoy de él.»

Esta afirmación refleja una realidad que muchos prefieren ignorar: la labor de las enfermeras y enfermeros va más allá de las tareas físicas; implica brindar dignidad, respeto y calidad de vida a quienes no pueden valerse por sí mismos. Ellos cortan uñas, lavan cabezas, visten, duchan, alimentan y, sobre todo, cuidan a personas que requieren ayuda. Reducir su trabajo a una frase despectiva es minimizar la esencia misma de la empatía y el servicio al prójimo.

La enfermería en cifras

A nivel mundial, existen aproximadamente 27,9 millones de profesionales de enfermería. De ellos, alrededor del 30% se encuentra en el continente americano, lo que equivale a unos 8,4 millones de profesionales.

Pero, su distribución es desigual: el 87% de estas enfermeras y enfermeros se concentra en solo tres países: Brasil, Canadá y Estados Unidos, que albergan al 57% de la población de la región.

En Estados Unidos, por ejemplo, en 2023 había aproximadamente 12 enfermeras por cada 1.000 personas, un aumento respecto a años anteriores. En Europa, la situación es más preocupante; según la OCDE y la Comisión Europea, hay una escasez de personal de la salud (enfermeras, enfermeros y médicos) de aproximadamente 1,2 millones.

Esta falta de personal se agrava por una población envejecida y la jubilación inminente de muchos profesionales, creando un «círculo vicioso» que afecta la calidad de la atención sanitaria.

En América Latina, la situación varía significativamente entre países. Mientras que algunas naciones cuentan con una proporción adecuada de personal de enfermería, otras enfrentan déficits que impactan la calidad de la atención. Por ejemplo, en México, hay 2,3 enfermeras por cada 1.000 habitantes, cifra inferior al promedio de la OCDE de 2,9.

En Colombia, la situación es mucho peor. Aquí tasa promedio es de 1,3 enfermeras por cada 1.000 habitantes, considerablemente inferior al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)

Seres superiores

Las enfermeras y enfermeros no solo realizan tareas técnicas; su labor implica acompañar, escuchar y brindar apoyo emocional a pacientes y familiares en momentos de vulnerabilidad. Son el rostro humano del sistema de salud, una especie de ángeles que están presentes en los momentos más críticos de la vida de una persona.

La profesional a la que hago referencia al inicio de este artículo, lo resume de manera contundente:

«Pero si llegado el momento eso fuera necesario, cualquiera de mis compañeras que son unas profesionales o yo estaremos dispuestas a ayudarte y de hacer que tengas la mejor calidad de vida posible, y siempre con buen humor y amor.”

Reivindicando la profesión

Es imperativo cambiar la percepción social sobre la enfermería. Reconocer y valorar su labor es un acto de justicia y gratitud hacia quienes dedican su vida al cuidado de los demás. Además, es esencial que las políticas públicas se orienten a mejorar las condiciones laborales, la formación continua y el reconocimiento profesional de este colectivo.

La pandemia de COVID-19 evidenció la importancia crucial de las enfermeras y enfermeros en la primera línea de atención. Sin embargo, también puso de manifiesto las carencias y desafíos que enfrentan diariamente, desde la sobrecarga laboral hasta la falta de recursos para atender a sus pacientes.

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La labor de las enfermeras y enfermeros es fundamental para el bienestar de la sociedad. Su trabajo, lejos de ser minimizado, debe ser exaltado y reconocido en toda su magnitud. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de valorar y apoyar a quienes, con dedicación y amor, cuidan de nosotros en nuestros momentos más vulnerables.

La próxima vez que veas una enfermera o un enfermero, recuerda que detrás de esa persona que «trabaja limpiando culos» hay un ser superior, cargado de amor, capaz de servirte con generosidad y empatía que merece tu respeto y agradecimiento.