Otra aventura inolvidable en Argentina
Esta nueva aventura en Argentina fue motivada principalmente por el 18° Retiro Internacional de Yoga en Necochea, una ciudad ubicada sobre la costa atlántica, en el sur de la Provincia de Buenos Aires, en Argentina.
Desde que mi maestro de Yoga Sadeva Dharmanath lo mencionó en una de sus clases mi mente comenzó a suponer cómo sería participar en ese retiro y eso me emocionaba muchísimo. Incluso llegué a estresarme por el nivel de exigencia que mi imaginación alcanzó a recrear.
Llegué a Argentina el 2 de noviembre a las 0:35 horas (horario de Buenos Aires). Allí me esperaban mis amigos Clemen y Oscar, los mejores anfitriones y guías turísticos del mundo porque no solo me recogieron en el aeropuerto y me alojaron en su casa, sino que organizaron su “escapada” de fin de semana para Necochea y de esta manera, llevarme hasta allí.
El Retiro de Yoga comenzaba el viernes 4 de noviembre en el Camping de UATRE un hermoso lugar de bosque cerca al mar de Necochea. Salimos el mismo viernes en la mañana para llegar a tiempo a mi primera jornada en el retiro de Yoga que iniciaría a las 18:00 horas.
Llegamos después de 6 horas de viaje, nos instalamos en el hotel 8 de Octubre, fuimos a almorzar en un pequeño restaurante ubicado en el bosque, cerca al camping. A eso de las 17 horas, Clemen y Oscar me dejaron en el lugar del retiro.
Un encuentro inesperado e inolvidable
Para mi suerte, entrando al lugar, en las oficinas de la administración me encontré al maestro Sadeva. Aunque he hablado con él infinidad de veces, no nos habíamos visto en vivo y en directo. Tan pronto lo vi me presenté y nos regalamos un fuerte y maravilloso abrazo cargado de amor y energía.
Realmente él es un ser bastante especial: físicamente es hermoso: alto, de piel blanca y tersa; cabello largo y recogido en una especie de trenza que cae en su espalda; de barba casi blanca. Sus ojos de color indescifrable: a veces grises, a veces verdes, a veces pardos, con un brillo que transmite mucha paz, armonía, amor. Cuando estás frente a él, sientes como su energía te atrapa. Éste sin duda, fue un encuentro único e inolvidable.
Después de saludar a Sadeva, seguí mi camino al recinto donde se realizarían las actividades del retiro. Cuando llegué el salón estaba casi lleno y me ubiqué adelante donde fue posible.
Una charla del maestro Sadeva Dharmanath, la intervención de Matsyendranath, el gurú de Sadeva y el recital de Vidya Devi Dharmanath fueron las actividades de apertura del 18° Retiro Internacional de Yoga.
Pensé que colapsaría
Aunque estaba emocionada de estar allí, mi cuerpo estaba muy cansado y me dolía la espalda, especialmente la zona lumbar. Agradecí infinitamente cuando terminó la última actividad y nos despidieron. Estar sentada en el suelo, tanto tiempo fue muy difícil para mí.
Cuando salí del salón a buscar el transporte que me llevaría al hotel me encontré con una brisa helada, la más fría que he sentido en mi vida. Luego de caminar un trayecto que para mí fue eterno, encontré el bus y como pude me subí en él con la ilusión de que estando allí se me quitaría el frío, pero no fue así. Por un momento pensé que mi cuerpo colapsaría.
Estaba rendida: había dormido poco la noche anterior, el cansancio de un viaje de más 6 horas en auto, más las 4 horas sentada en el suelo y el viento helado de esa primera noche en Necochea, fueron demasiado para mí. Sin embargo, puse en práctica una técnica de respiración para calmarme y mi cuerpo resistió y pude llegar sin problema al hotel.
La habitación donde me alojaron los organizadores del retiro fue compartida con Luz Maresca y Verónica Vidal, dos argentinas maravillosas, con quienes, a pesar de pertenecer a lugares distantes, de costumbres tan diferentes, encontré una gran afinidad. Luz, una mujer adulta, simpática y extrovertida; Vero, una chica dulce, reservada, amante del fútbol. Ellas regresaron al hotel primero que yo. Se habían retirado del encuentro temprano para ir a descansar así que cuando yo llegué ellas estaban durmiendo. Se despertaron, me saludaron y cayeron nuevamente en brazos de Morfeo. Las tres habíamos tenido un viaje agotador.
Al día siguiente
El segundo día del retiro comenzó muy temprano. Fui la primera en levantarme y organizarme. Cuando estuvimos listas, fuimos a desayunar. A las 8:00 a. m. llegaba el bus que nos trasladaría al lugar del encuentro.
Esta segunda jornada estuvo intensa. Recibimos charlas, hicimos práctica física al aire libre, fuimos a la playa, nos movimos al ritmo de mantras de un grupo Hare Krishna y al atardecer asistimos a una fogata en la playa.
De toda la información que recibimos hubo dos temas llamaron más mi atención: lo que revela el color de nuestros ojos sobre nuestra espiritualidad. Y una intervención de uno de los maestros de la escuela sobre “Los cuatro acuerdos” una síntesis del libro de Miguel Ruiz, basado de la sabiduría tolteca y adoptada por la Escuela de Natha Yoga para enseñarnos a eliminar creencias limitantes y reemplazarlas por otras que nos lleven a la libertad.
Ceremonia Diksha
El domingo cerramos el retiro con una actividad muy especial: la Ceremonia Diksha, un ritual mediante el cual estudiantes avanzados de la Escuela Natha Yoga reciben del maestro, su energía y su nombre espiritual. Es como dar paso avanzado a un estado más elevado de conciencia.
Qué fue lo mejor de este retiro
Muchas experiencias y aprendizajes me quedan del 18° Retiro de Yoga en Necochea. Aquí menciono algunos de ellos:
- Conocer al maestro Sadeva Dharmahath y haber sentido su envolvente energía;
- Conocer y encontrar afinidad en mis compañeras de retiro Luz y Vero.
- Ver que muchas personas como yo, encontramos en el Yoga un camino maravilloso de autoconocimiento.
- Que todavía me queda mucho camino por recorrer
- Que todo lo que me propongo lo logro.
- Que el mar de Necochea es tan helado que me dolieron los pies cuando toqué el agua y no pude zambullirme.
- Que Clemen y Oscar son los mejores anfitriones y guías turísticos que conozco.