Oriana Fallaci: convirtió la palabra en su forma de resistencia
No escribía para complacer, escribía para provocar. Nacida el 29 de junio de 1929 en Florencia, fue la primera periodista, mujer, corresponsal de guerra en Italia. Impecable escritora y entrevistadora temida por muchos líderes mundiales. Oriana Fallaci: convirtió la palabra en su forma de resistencia.
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Publicó doce libros y vendió más de 20 millones de ejemplares en todo el mundo. Lo más atractivo de su obra no el volumen de su obra, sino su capacidad de interpelar al poder con una valentía casi mística. Esto no es casualidad: según la numerología, su vibración de nacimiento es el 11 – 2 un número maestro, con una misión que trae consigo una obligación moral superior.
Qué nos revela la energía de su misión 11
El número 11 representa a los seres de luz que vienen al mundo con un propósito superior. Son visionarios, intuitivos, incómodos con la mediocridad. Oriana encarna esta vibración que dejó plasmada en cada página que escribió y en cada pregunta que lanzó en sus reportajes: incómodos, intensos, profundamente humanos.
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Entrevistó a líderes como Henry Kissinger, Yasser Arafat, Indira Gandhi o Golda Meir. Y no se limitó a las típicas preguntas peridísticas: los enfrentó con cuestionamientos que desnudaban su humanidad, su ambición, su miedo.
Las personas que como Oriana vienen marcadas por un número maestro como el 11 también enfrentas una dificultad: vivir en dos mundos al mismo tiempo. Esta mujer se movía entre el existencialismo de sus reflexiones y la crudeza de estar en el frente de batalla en Vietnam o Irak.
Su pluma —a veces fuego, a veces bisturí— tocaba las fibras más sensibles de una época marcada por dictaduras, guerras y fanatismos. Su libro “Carta a un niño que no nació” conmovió a generaciones enteras, y su trilogía final sobre el islamismo radical desató pasiones y críticas, reafirmando su esencia: una mujer que no se callaba, aunque le doliera.
Sensibilidad y perfeccionismo en su forma más humana
Detrás de la potencia del 11 está la base del número 2: una vibración profundamente humana, sensible, armónica. Este número impulsa a quienes lo portan a buscar la paz y actuar como mediadores. Y aunque Oriana era todo menos diplomática, su obra perseguía una armonía más profunda, la búsqueda de la verdad. Mas que el escándalo a ella la impulsaba una necesidad intensa de comprender la condición humana.
El número 2 también impulsa la introspección, la timidez y el perfeccionismo. En Oriana esto se reflejó en una escritura meticulosa, reflexiva, dolorosamente honesta. Muchas veces se sintió incomprendida o marginada, sobre todo cuando su postura crítica sobre el islam, después del 11 de septiembre, desató una tormenta mediática. Sin embargo, nunca se dio por vencida.
Entre luces y sombras: el precio de la misión
Ser un número maestro no es fácil. Implica vivir desafíos constantes, caminar con una brújula interna que muchas veces no apunta hacia donde se dirige la mayoría. Fallaci no fue una mujer de consensos, fue una mujer de convicciones.
Su lucha fue solitaria, sus emociones intensas, su camino marcado por pérdidas como la de su hijo no nacido, el amor de su vida Alexandros Panagoulis y su lucha contra el cáncer, que dio su estocada final en 2006. Y Nunca dejó de escribir. Nunca dejó de gritar con su pluma lo que otros callaban por temor.
Un legado vivo
Oriana Fallaci sigue siendo una referencia obligada en el periodismo y la literatura del siglo XX. Su vida, guiada por la vibración del 11, nos recuerda que hay palabras que iluminan, aunque a veces quemen. Que hay almas destinadas a incomodar para despertar. Y que, detrás de la furia y el fuego, también puede latir el corazón sensible de un número 2: protector, leal y profundamente humano.
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Porque, al final, ella no solo escribió la historia. Fue historia. Y su legado vibra con la intensidad de quienes nacieron para transformar el mundo sin pedir permiso. Oriana Fallaci: convirtió la palabra en su forma de resistencia.