Nuestros más preciados maestros
Si hay algo que he aprendido, con mayor fuerza los últimos años, es que los niños son nuestros más preciados maestros. Con su inocencia, transparencia, autenticidad y alegría pueden llevarnos a hacer reflexiones muy profundas sobre nuestra vida y lo que hacemos con ella.
Recientemente una jovencita, a la que quiero como si fuera mi hija, me dio una lección de aceptación que me dejó descrestada. Resulta que ella es una maravillosa artista en formación y dentro de su proceso ha participado en convocatorias y concursos de canto. El más reciente, el Cuyabrito de Oro, en Armenia.
Fue su segunda participación y la verdad lo hizo muy bien. Se preparó como siempre lo hace cuando tiene alguna presentación y como familia teníamos la certeza de que su voz conquistaría a los jurados.
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Para nuestra sorpresa Lina María no ganó. Pero recibió otro reconocimiento. Resulta que, como homenaje a Ancizar Castrillón, compositor homenajeado este año en el Festival, todos los participantes debían interpretar una de sus obras. Mi artista favorita cantó de manera magistral el bambuco Soy el Amor y eso le valió el reconocimiento como la Mejor interpretación de la obra asignada.
Lina María recibió la decisión del jurado de la mejor manera. Se sintió feliz. Cuando nos dirigíamos hacia el hotel donde nos hospedábamos me dijo: “Me hubiera gustado ganar, pero ajá, la competencia estuvo dura y la niña que ganó, lo hizo muy bien. Me siento tranquila y feliz porque el jurado me hizo este reconocimiento”.
Definitivamente los niños son nuestros más preciados maestros. Esa respuesta me dejó sin palabras porque tengo que confesar que ni su abuela ni yo quedamos satisfechas. Pero sus palabras me hicieron sonrojar porque Lina María nos dio una lección de madurez y aceptación increíble.
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Yo tengo claro y siempre se lo he dicho a ella: su éxito no depende de que gane o no un concurso. Ella tiene marcado su destino y será su disciplina, compromiso y dedicación los que la llevarán a cumplir su sueño.
Siento un profundo respeto y una gran admiración por mi estrella favorita Lina Maria Mercado Marrugo. Se que en este proceso vendrán muchos triunfos y seguramente otras derrotas y esas son las que pulen y nos hacen mejores seres humanos.
Te veo brillar cada día mas y eso me llena de orgullo y emoción. Gracias mi chiqui por tantas lecciones que me has dado. Eres y siempre serás mi estrella favorita.