Lemuria: entre el mito esotérico y la realidad científica

La historia de los lemurianos como cultura extraterrestre es uno de los relatos más interesantes del pensamiento esotérico moderno. Este relato ha tenido un avance particular. Lo que comenzó como una hipótesis científica del siglo XIX se ha convertido en un mito espiritual que permanece hasta hoy. Lemuria: entre el mito esotérico y la realidad científica.
Dice la historia que en 1864, el zoólogo británico Philip Sclater propuso la existencia de un continente llamado Lemuria para explicar un enigma biogeográfico: la presencia de fósiles de lémures tanto en Madagascar como en la India. Esta hipótesis científica fue respaldada posteriormente por el biólogo Ernst Haeckel en 1870, quien incluso sugirió que Lemuria podría haber sido «la cuna de la humanidad».
Sin embargo, con el desarrollo de la teoría de las placas tectónicas de la tierra propuesta por Alfred Wegener en el siglo XX, la comunidad científica descartó completamente la posibilidad física de la existencia de Lemuria y su hundimiento. La ciencia moderna ha demostrado que los continentes no pueden hundirse repentinamente, y que las placas tectónicas se mueven apenas de 2,5 a 15 centímetros por año. Por eso, la distribución de fósiles se explica ahora por el movimiento de las masas continentales a lo largo de millones de años y no por continentes sumergidos.
La transformación esotérica
El concepto de Lemuria como civilización espiritual avanzada surge principalmente de los escritos de Helena Blavatsky , fundadora de la Sociedad Teosófica. En su obra «La Doctrina Secreta» (1888), convirtió la hipótesis geológica descartada en una elaborada narrativa mítico-religiosa.
Según la teosofía, los lemurianos constituían la «tercera raza raíz» de la humanidad, seres espiritualmente evolucionados que habitaron un vasto continente en el océano Pacífico hace miles de años. Blavatsky los describió como gigantes con habilidades psíquicas, comunicación telepática y una profunda conexión con el mundo espiritual. Esta civilización habría existido en una frecuencia de quinta dimensión, con la capacidad de manifestar cambios dimensionales a voluntad.
A esta historia se suman las narrativas contemporáneas sobre Lemuria, influenciadas por la teosofía y el movimiento Nueva Era, las cuales describen a los lemurianos con las siguientes características:
Capacidades y conocimientos avanzados. Se dice que poseían tecnología basada en cristales y en energía de la Tierra. Que utilizaban la resonancia vibratoria para crear estructuras sostenibles. Dominaban la comunicación telepática, la sanación energética holística y tenían un profundo conocimiento de las energías cósmicas.
Sociedad pacífica y espiritual. Se cree que la civilización lemuriana se caracterizaba por la ausencia de guerras porque era una sociedad cooperativa basada en la paz y el equilibrio, y en una educación centrada en el desarrollo espiritual desde temprana edad. Vivían en perfecta armonía con la naturaleza, respetando los ciclos naturales y manteniendo una relación consciente con todos los seres vivos.
Conexión extraterrestre. Algunas versiones modernas vinculan a los lemurianos con razas extraterrestres como los Alithir, que habrían llegado a la Tierra hace aproximadamente 200.000 años para elevar la vibración del planeta. Esta narrativa integra elementos de los fenómenos asociados a los ovnis con el esoterismo tradicional.
La leyenda de Telos y el Monte Shasta
Una de las creencias más populares en círculos esotéricos sostiene que, cuando el continente de Lemuria se hundió hace aproximadamente 12.000 años, algunos supervivientes construyeron una ciudad subterránea llamada Telos bajo el Monte Shasta en California. Esta ciudad intraterrena albergaría una población lemuriana que habría continuado su evolución espiritual hasta alcanzar la quinta dimensión.
El Monte Shasta se ha convertido en un centro de peregrinación para buscadores espirituales que creen en la presencia de esta civilización. Según estas enseñanzas, los lemurianos de Telos mantienen contacto telepático con ciertos humanos y trabajan desde dimensiones superiores para asistir en la «ascensión» de la humanidad.
¿Qué debemos aprender de esta narrativa?
Desde una perspectiva periodística e investigativa, es fundamental distinguir entre el mito y la realidad histórica. No existe evidencia científica, geológica ni arqueológica que respalde la existencia de Lemuria como continente físico o de los lemurianos como civilización histórica. La comunidad científica es categórica afirmar que la tectónica de placas hace básicamente imposible que un continente del tamaño propuesto se haya hundido en los últimos 100.000 años.
Sin embargo, el mito de Lemuria ofrece enseñanzas simbólicas que resuenan con muchas personas en la búsqueda espiritual contemporánea: la conexión con la naturaleza, la evolución de la conciencia, la sanación holística, la unidad y la paz.
Epilogo
Los lemurianos, como cultura extraterrestre o civilización perdida, no tienen existencia histórica verificable. Su origen como hipótesis científica fue descartada y su posterior transformación en narrativa esotérica ilustran cómo los mitos evolucionan para satisfacer las necesidades psicológicas y espirituales humanas.
La persistencia del mito de Lemuria en la cultura popular y los círculos espirituales refleja el profundo deseo humano de encontrar conexiones con un pasado glorioso, de entender nuestros orígenes y de formas imaginarias más elevadas de existencia.
En lugar de preguntarnos si los lemurianos «existieron» en términos históricos, quizás debamos cuestionarnos qué nos dice este mito sobre nuestras aspiraciones, valores y visión de un mundo más consciente, pacífico y espiritualmente evolucionado. En este sentido, Lemuria es como una metáfora de las potencialidades humanas y el anhelo de una civilización más iluminada. Lemuria: entre el mito esotérico y la realidad científica.