La desaparición forzada, un drama persistente y doloroso

La desaparición forzada, un drama persistente y doloroso

En las últimas décadas, América Latina ha sido testigo de una tragedia silenciosa pero devastadora: la desaparición forzada, un drama persistente y doloroso. Este crimen, ha dejado una cicatriz profunda en Colombia,  uno de los países con mayor número de desaparecidos del continente.

El 30 de agosto se conmemora el D ía Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas (30 de agosto). Vale la pena  recordar los que ha significado de este drama para nuestro continente.

Según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), desde 1958 hasta 2021, más de 120.000 personas han sido víctimas de desaparición forzada,. Esta cifra es  equivalente a la población de una ciudad como Girardot en Cundinamarca o Aguachica en César. Solo en los últimos 10 años, la Fiscalía General de la Nación ha registrado cerca de 30.000 casos nuevos.

En el contexto latinoamericano, la situación no es menos preocupante. Amnistía Internacional ha denunciado la desaparición forzada como una práctica común en países como México, donde se estiman más de 100.000 desaparecidos desde 1964.  En  Centroamérica, especialmente en Guatemala y El Salvador, las secuelas de las guerras civiles se reflejan en las miles de personas  que continúan desaparecidas.

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Historias de resiliencia: la lucha de los familiares

Detrás de estas estadísticas están las familias que han visto truncadas sus esperanzas y que han sido forzadas a emprender una búsqueda interminable por la verdad y la justicia. Una de estas historias es la de Yanette, cuya hermana Nydia fue desaparecida forzadamente en 1987 en Bogotá.

Nydia, una activista estudiantil comprometida con la justicia social, fue secuestrada poco después de regresar a casa tras la Primera Comunión de su hijo. Su desaparición marcó el inicio de una lucha incansable por parte de su familia, especialmente de su hermana Yanette.

En los días siguientes a la desaparición, la familia pegó carteles y letreros por toda la ciudad, implorando ayuda y buscando pistas que los llevaran al paradero de Nydia. Al no obtener respuestas del Estado, recurrieron a organizaciones de derechos humanos, que se convirtieron en aliados fundamentales en su búsqueda.

Sin embargo, los años pasaron sin noticias de Nydia. La desesperación se transformó en determinación y, con el tiempo, Yanette encontró en su lucha personal una misión más amplia: ayudar a otras familias en situaciones similares.

Hoy en día, Yanette es una de las líderes más destacadas en la defensa de los derechos de los familiares de personas desaparecidas en Colombia. Su trabajo no solo se centra en la búsqueda de su hermana, sino en la creación de un marco legal que proteja a las mujeres que, como ella, han dedicado sus vidas a encontrar a sus seres queridos.

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El camino hacia la verdad y la justicia

La desaparición forzada no solo es un crimen contra la persona desaparecida, sino también un ataque contra toda una comunidad. La impunidad que rodea a estos casos perpetúa el dolor y el sufrimiento de los familiares, quienes a menudo son víctimas de amenazas y persecución por parte de los perpetradores.

En Colombia, la implementación del Acuerdo de Paz en 2016 abrió una ventana de esperanza para las víctimas, al establecer mecanismos como la JEP, encargada de investigar y juzgar los crímenes cometidos durante el conflicto armado.

Sin embargo, la ruta hacia la verdad y la justicia es larga y complicada. Las organizaciones de derechos humanos continúan exigiendo recursos y una mayor voluntad política  para garantizar la efectiva búsqueda de las personas desaparecidas.

América Latina, y especialmente Colombia, enfrentan el reto de confrontar su pasado y brindar respuestas a las víctimas de desaparición forzada. La historia de Yanette y de miles de familias que esperan respuestas, son  testimonio de resiliencia y un recordatorio de que la desaparición forzada es un drama persistente y doloroso.

La lucha por la verdad, la justicia y la reparación es un largo camino que no puede ser recorrido en soledad.