Este diminuto territorio es un Estado soberano

Dentro de Roma, la vibrante capital italiana, existe un país completamente independiente. Se trata del Vaticano, el Estado más pequeño del mundo. Con apenas 0,44 kilómetros cuadrados y una población que no supera las 825 personas, este diminuto territorio es un Estado soberano.

Desde 1929, tras la firma del Tratado de Letrán entre la Santa Sede e Italia, el Vaticano fue reconocido como Estado soberano. Desde entonces, no solo es el centro del catolicismo, sino también un enigma fascinante para millones de visitantes al año.

Datos curiosos más allá de la fe

Aunque suene increíble, en el Vaticano no hay ciudadanos permanentes. No existen hospitales ni salas de parto, por lo tanto, nadie nace allí. La ciudadanía se concede temporalmente a quienes trabajan al servicio de la Santa Sede: cardenales, diplomáticos, miembros de la Guardia Suiza y algunos empleados administrativos. Incluso los familiares que viven con ellos acceden a este estatus mientras dure el cargo. Una vez termina el vínculo laboral, también concluye la ciudadanía.

Y hablando de la Guardia Suiza, estos vistosos y leales soldados son los encargados de proteger al Papa. Con sus uniformes a rayas, parecen sacados de una obra de arte renacentista, pero detrás del colorido hay disciplina, fe y entrenamiento militar suizo.

En este pequeño país no hay prisión, pero sí celdas para detenciones preventivas. Los condenados por la justicia vaticana cumplen penas en cárceles italianas, a cuenta del Vaticano. Curiosamente, también tiene la tasa de criminalidad más alta del mundo… al menos en términos per cápita. Los delitos, sin embargo, suelen ser pequeños hurtos cometidos por visitantes que se camuflan entre la multitud de turistas.

Otro dato curioso: el Vaticano consume más vino por persona que cualquier otro país del planeta. La combinación de comidas comunitarias vino sin impuestos y tradiciones litúrgicas hacen que se superen incluso las cifras de Francia o Italia.

Recorrer el Vaticano es caminar por siglos de historia en menos de una hora. El corazón del país es, sin duda, la imponente Basílica de San Pedro, construida sobre la tumba del primer apóstol. Allí se encuentra la famosa escultura de La Piedad de Miguel Ángel y se celebran las ceremonias más importantes de la Iglesia. A pocos pasos, se halla la Plaza de San Pedro, donde miles de fieles se congregan para escuchar al Papa.

El Museo Vaticano alberga algunas de las obras de arte más importantes del mundo, incluida la impresionante Capilla Sixtina, con su techo pintado por Miguel Ángel, donde cada detalle parece hablar con el alma. Además, desde 1984, todo el territorio vaticano es Patrimonio de la Humanidad, incluyendo algunas joyas extraterritoriales como la Basílica de Santa María la Mayor.

Lee también El río más hermoso del mundo

Este diminuto territorio es un Estado soberano que tiene un alcance global. Desde la diplomacia, la ciencia hasta la cultura, El Vaticano sigue proyectando su poder en el mundo. Visitarlo es más que hacer turismo: es sumergirse en una experiencia espiritual, cultural y humana única en el planeta.