¿Entiendes la magnitud de perdonar?

Desde hace varios días vengo compartiendo historias y opiniones sobre el perdón porque cada día le encuentro más valor. La lectura del libro perdonar de Robin Casarjian me ha movido mucho internamente. Hasta hoy entiendo realmente el poder que no da perdón y cómo se transforma nuestra vida a partir de él.  Y tu, ¿entiendes la magnitud de perdonar?

Hoy te traigo la historia de Jonás, un hombre que en algún momento de su vida soñó con ser escritor pero la experiencia de la publicación de su primer libro, frustró ese sueño.

Él había soñado alcanzar fama y fortuna como escritor. Se había preparado para ello y su familia, estaba muy orientada al éxito.  Así que él, lo tomó como objetivo personal.

En 1980 escribió un libro sobre el hecho de comer compulsivamente.  Lo envió a un conocido agente literario de Nueva York, quien lo llamó esa misma semana para decirle que el libro le había causado muy buena impresión y que se lo vendería a un editor. No habían pasado 2 semanas cuando dos importantes editoriales neoyorkinas habían manifestaron su interés por él.

Su agente se hizo una subasta y uno de los editores compró el libro y le envió un adelanto bastante considerable para ser un escritor novel.  Tanto su agente como su editor le dijeron que probablemente sería un gran libro, un Best Seller, el “Salvador Gaviota” de los libros de dietética, según palabras de su agente.

Comenzó a ver todos los programas de entrevistas a personalidades de la televisión, preparándose para el momento en que los periodistas más reconocidos lo entrevistaran. Soñó con grandes riquezas. ¡Ya estaba!  Todos sus sueños se harían realidad. Conseguiría lo que su padre y su madre habían deseado para él.  Se sentía fabulosamente bien consigo mismo y con la vida.

El libro fue publicado en mayo de 1981. Aunque tuvo críticas bastante buenas, apareció una terrible en uno de los periódicos locales y al cabo de un mes ya fue evidente que su libro no tendría ningún futuro. Y efectivamente, fue un fracaso, una pifia… invendible.

Luego le hicieron una entrevista, a las 2:37 de la madrugada, en un programa de variedades de la emisora regional de televisión de Boston. La presentación anterior a su entrevista fue una conversación entre 2 loros y una cacatúa.  Y durante los 7 minutos que duró la entrevista estuvo respondiendo a preguntas superficiales que no reflejaban para nada la sustancia del libro.

Un año más tarde el libro salió del catálogo de la editorial y no se volvió a imprimir. Y los ejemplares que no se vendieron quedaron en una caja de cartón en el sótano de la casa de Jonas.

También puedes leer ¿Quieres descubrir la luz y la sombra de tu personalidad?

Después del fracaso de su libro estuvo casi un año deprimido. Sentía odio por si mismo y una predominante sensación de vergüenza. Tiempo después tuvo “ataques” de depresión, que permanecían un par de días. Cada vez fueron menos frecuentes y más distanciados hasta que desaparecieron.

Durante 10 años Jonas hizo muchísimo trabajo interior conmigo mismo, a través de un camino espiritual, hizo algo de terapia y recibido una gran cantidad de amor y apoyo de su esposa. Con todo fue sanando esa experiencia, hasta el punto de hacer bromas al respecto y entender el contexto kármico de su experiencia.

¿Se ha perdonado a sí mismo? No del todo. Todavía siente vergüenza por no ser rico y famoso. ¿Ha perdonado a sus padres por haberlo educado en la creencia de que su valía personal dependía del éxito? No del todo. Él considera que debieron haber sido mejores padres. ¿Ha perdonado a su agente y a su editor? No del todo. Piensa que debieron haber sido más listos para presentar mejor el libro y haberlo respaldado durante mucho más tiempo.

Sin embargo, si hay momentos en que se ha perdonado a sí mismo y a los demás. Son los momentos en que entiende que lo que ocurre en el exterior es la función secundaria, y lo que ocurre en nuestro interior es la función verdadera y principal. Esos son los momentos en que confía en que las cosas ocurren como tienen que ocurrir para su desarrollo espiritual. Una vez entendido esto, no hay nadie a quien culpar, ni nadie a quien perdonar.

Perdonarnos a nosotros mismos nos sirve como un medio constante para experimentar la verdad más profunda de qué y quiénes somos. Es la manera de comprender que nuestra naturaleza más esencial es el amor y de recordar esta verdad como una realidad inalterable. ¿Entiendes la magnitud de perdonar?