De Tierra Prometida a territorio de guerra
El conflicto árabe-israelí, lejos de ser una «nueva guerra», es una disputa profundamente arraigada en la historia de la humanidad. Su reciente recrudecimiento, ha llamado la atención del mundo. Sin embargo, es importante entender qué hay detrás de este conflicto milenario que ha llevado a Palestina de «Tierra Prometida» a territorio de guerra.
Una tierra en disputa
En la región, que hoy ocupan judíos y palestinos estuvo asentado el Imperio Otomano un estado monárquico que existió entre 1299 y 1922 d. C. y se extendía desde Anatolia (actual Turquía) hacia el sureste europeo, el Cercano Oriente y el norte de África.
A finales del siglo XIX, comenzaron las migraciones judías hacia Palestina, impulsadas por movimiento nacionalista judío (el sionismo) que buscaba establecer una nación para los judíos en la «tierra prometida». Esta inmigración se aceleró después de la Primera Guerra Mundial, cuando el Mandato Británico sobre Palestina facilitó la llegada de miles de judíos europeos.
Después de la Segunda Guerra Mundial el conflicto se intensificó. El Holocausto, perpetrado por los nazis, dejó más de siete millones de judíos muertos. Entonces se hizo más urgente encontrar un territorio seguro para el pueblo judío sobreviviente.
Fue entonces cuando la ONU aprobó la Resolución 181 de 1947, que dividió a Palestina en tres territorios: 56.47 % para el establecimiento de los judíos y 42.88 % para los palestinos (habitantes locales) y 0.65 % para Jerusalén.
Esta decisión, rechazada por la población árabe local y de los estados vecinos desencadenó la primera guerra árabe-israelí en 1948.
Pero además de la lucha por el territorio también se inició un conflicto político e ideológico. Durante la Guerra Fría, Israel se alineó con Occidente, mientras que muchos estados árabes respaldaron la Unión Soviética. Esta situación enredó mucho más este conflicto.
Los israelíes se apropian de un territorio poblado por más de un millón de habitantes, la mayor parte árabes y comienza a presionar los ciudadanos palestinos. Situación que se agrava luego de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando las tropas israelíes ocupan el territorio de Cisjordania y Gaza y toman el control sobre la tierra, el agua, el alimento, la salud, la educación, las universidades, el comercio, etc. Desde entonces la guerra no da tregua en este territorio.
El corazón del conflicto
La Franja de Gaza es una estrecha línea de tierra que se extiende a lo largo del Mar Mediterráneo, controlada desde 2007 por Hamás, un grupo islamista que se opone a la existencia del Estado de Israel. Este territorio ha sufrido directamente el impacto del conflicto. Por esta razón, allí las condiciones de vida sean extremas y la crisis humanitaria que viven sus habitantes debido a los bloqueos, bombardeos, es desgarradora.
Jerusalén punto estratégico de este conflicto porque es un lugar de gran importancia simbólica y religiosa. Allí convergen, paradójicamente, los lugares sagrados de judíos (el Muro de las Lamentaciones) cristianos ( la Iglesia del Santo Sepulcro) y musulmanes (Al Masjid Al Aqsa). Cada uno ellos reclama a Jerusalén como su capital, lo que ha convertido a la ciudad en un foco constante de tensión y violencia.
Diálogos fallidos, pérdidas insuperables
A lo largo de este conflicto, se han emprendido muchos procesos de negociación, desde los Acuerdos de Camp David en 1978 hasta los Acuerdos de Oslo en 1993. pero todos han fracasado. Las diferencias fundamentales sobre el estado de Jerusalén, el derecho al retorno de los refugiados palestinos, y la creación de un Estado palestino independiente siguen siendo barreras insuperables.
El costo humano del conflicto árabe-israelí es devastador. Desde 1948, más de 100,000 personas han perdido la vida en este enfrentamiento, incluyendo miles de civiles palestinos e israelíes. Se calcula que la reciente fase del conflicto ha dejado más de treinta mil muertos, muchos de ellos civiles, incluidos periodistas, médicos, mujeres, ancianos y niños.
En términos económicos, en este conflicto se han invertido recursos que pudieron destinarse al desarrollo y bienestar de los dos pueblos. Los gastos militares de Israel se calculan en miles de millones de dólares anuales.
Yo me pregunto: ¿Qué han dejado tantos años de guerra? ¿Valdrá la pena que Palestina haya pasado de «Tierra Prometida a territorio de guerra?