Expertos en el arte de comunicar
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Los pericos, científicamente conocidos como Melopsittacus undulatus, son pequeños loros que miden entre 18 y 20 centímetros de longitud y pesan unos 30 gramos. Sus cuerpos esbeltos están adornados con un plumaje que parece pintado verdes brillantes, azules celestes, amarillos radiantes y pequeñas líneas onduladas que crean patrones únicos en cada individuo. Te invito a conocer a estos expertos en el arte de comunicar.
Estos pequeños tienen una constitución física especial. Picos curvos y fuertes que les permiten descascarar semillas con facilidad, mientras que sus garras especializadas los convierten en expertos escaladores de ramas y perchas. Además, su sistema vocal les otorga la extraordinaria capacidad de imitar sonidos y, en algunos casos, palabras humanas.
Australia, territorio de inmensas bandadas
Los pericos son originarios de las vastas tierras australianas, donde viven en las zonas áridas y semiáridas que abarcan prácticamente todo el continente. Estas criaturas han elegido hábitats inhóspitos para vivir. Las praderas abiertas, extensas sabanas y bosques, son su territorio predilecto, eso si, siempre cerca de fuentes de agua.
En su ambiente natural, los pericos forman bandadas que pueden llegar a ser realmente impresionantes. Se han observado congregaciones de hasta 4.000 individuos alrededor de una sola charca durante los meses más calurosos del verano. Son nómadas por la naturaleza y se desplazan constantemente en busca de alimento y agua según las estaciones, lo que los convierte en maestros de la adaptación.
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Su milagroso ciclo de vida
La reproducción de los pericos es un proceso que puede ocurrir en cualquier época del año, sin embargo, prefieren los períodos más húmedos cuando la disponibilidad de alimento es mayor. El cortejo comienza con rituales muy especiales: el macho alimenta tiernamente a la hembra y realiza pequeñas danzas para conquistar su corazón.
Una vez formada la pareja, la hembra pone entre 4 y 8 huevos en días alternos, en un nido que prefiere sencillo y sin adornos. Durante los 18 días de incubación, la hembra se dedica exclusivamente a mantener sus futuros bebés calienticos, mientras que el macho se encarga de llevar el alimento. Los polluelos nacen completamente dependientes, sin plumas y con los ojitos cerrados, pero crecen rápidamente gracias al cuidado amoroso de sus padres.
En cautiverio, los pericos pueden acompañarnos entre 7 y 15 años, con algunos ejemplares excepcionales que alcanzan hasta 20 años. En libertad, sin embargo, su esperanza de vida se reduce a entre 4 y 6 años debido a los depredadores y las condiciones ambientales adversas. La diferencia es notable y nos recuerda la responsabilidad que implica cuidar de estas criaturas.
Un viaje a través de la historia humana
A lo largo de la historia, los pericos han acompañado a diversas civilizaciones. Durante la Edad Antigua, culturas como la egipcia, la griega y la romana los consideraban símbolos de estatus y compañía. Los antiguos griegos, fascinados por Egipto, adoptaron muchas de sus costumbres entre las que estaba el aprecio por aves exóticas como los loros.
En las civilizaciones del Creciente Fértil, donde comenzó la domesticación animal hace miles de años, las aves como los pericos representaban conexiones entre el mundo terrenal y el espiritual. Aunque los perros fueron los primeros animales domesticados hace 15.000 años, las aves siguieron poco después, convirtiéndose en compañeros valorados por su belleza y capacidades comunicativas.
Su mensaje espiritual
El perico es, ante todo, un maestro de la comunicación. Su mensaje principal es recordarnos el poder transformador de nuestras palabras. No se trata solo de hablar, sino de comunicarnos con intención, amor y claridad. Como los antiguos sabios védicos enseñaban, el perico simboliza la transmisión fiel del conocimiento espiritual.
Por otro lado, mientras en occidente «repetir como un loro» puede sonar negativo, en las tradiciones ancestrales representa la preservación sagrada de la sabiduría. Los pericos nos enseñan que hay poder en repetir conscientemente las afirmaciones positivas, las oraciones y las palabras que nutren el alma.
Los pericos: expertos en el arte de comunicar, nos invitan a cultivar varios valores esenciales como:
- La comunicación empática: su capacidad de imitarnos recuerda la importancia de escuchar antes de hablar.
- Vida en comunidad: sus bandadas nos enseñan que juntos somos más fuertes y que la soledad no es nuestro estado natural.
- Alegría y colorido: su plumaje vibrante nos invita a traer más color y gozo a nuestra existencia diaria.
- Adaptabilidad: nos muestra que el cambio es parte natural de la vida y que podemos prosperar en diferentes circunstancias.
- Fidelidad y compromiso: son monógamos por naturaleza y nos dan ejemplo en la belleza del compromiso verdadero.
Lecciones para el alma moderna
Su mensaje es especialmente relevante en nuestra era digital: necesitamos recuperar la comunicación auténtica y cercana. Además, estos pequeños maestros nos recuerdan la importancia del color en nuestras vidas. Nos invitan a salir de la monotonía gris y abrazar la diversidad de experiencias que hacen rica la existencia humana.
La verdad es que cuando un perico aparece en tu vida, te está invitando a examinar cómo te comunicas contigo mismo y con otros. ¿Tus palabras construyen o destruyen? ¿Estás siendo auténtico en tu expresión? ¿Te permite brillar con todos tus colores?
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Estos pequeños embajadores del reino alado nos recuerdan que cada día es una oportunidad para renovar nuestra forma de conectar con el mundo. Su presencia es una invitación a hablar desde el corazón, a vivir en comunidad armoniosa y a recordar que, como ellos, fuimos diseñados para volar alto y brillar con luz propia.









