Misterio geológico que desafía a la ciencia
Imagínate que estás caminando por el vasto desierto del Sahara, un mar de arena infinita. De repente, te encuentras frente con una gigantesca figura en forma de espiral que parece pertenecer a otro planeta. Y sientes que estás en un lugar que es un misterio geológico que desafía a la ciencia.
Se trata de la Estructura de Richat o el “ojo del Sahara”, un enigma que ha fascinado tanto a científicos como a aquellos que buscan respuestas más allá de lo racional. Es una formación geológica, ubicada en el noroeste de Mauritania, en el extremo occidental de África. Mide unos 50 kilómetros de diámetro, como decir de Medellín a Don Matías o de Bogotá a Zipaquirá. Desde el espacio, se ve como un gigantesco ojo abierto.
Fíjate que según la NASA, este enigmático lugar fue detectado a través de imágenes satelitales durante la misión Géminis, en la década de 1960. Desde entonces es objeto de numerosas investigaciones científicas.
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Uno de los primeros estudios que trató de explicar la existencia del «Ojo del Sahara» lo hicieron científicos de la NASA. En ese entonces, creyeron que podría tratarse de un cráter producido por el choque de un meteorito. Sin embargo, con el paso del tiempo, y en la medida que fueron realizándose más investigaciones, esta teoría se descartó.
Lo versión que hoy se mantiene es que la Estructura de Richat es producto de más de 500 millones de años de erosión de una cúpula geológica (formación elevada, circular o elíptica) que se fue desmoronando, dejando los impresionantes anillos concéntricos.
Los investigadores sugieren que la cúpula estaba compuesta por capas de roca de distintas durezas, y la erosión desigual de estas capas fue lo que dio lugar a la extraña formación actual.
No solo la ciencia ha tratado de descifrar el misterio
No solo los científicos han tratado de encontrar una explicación para este misterio geológico que desafía a la ciencia. Durante siglos, las comunidades locales lo han asociado con una conexión mística. Algunos lo consideran un centro de energía sagrado para antiguas civilizaciones.
Otras versiones relacionan el “Ojo del Sahara” con la legendaria ciudad perdida de la Atlántida, por la similitud de los anillos de Richat con las descripciones antiguas sobre la ciudad. Aunque no hay evidencia científica que respalde esta historia, la leyenda persiste.
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En este sentido, quienes creen en la energía que fluye a través de la tierra, le otorgan a este lugar una fuerte conexión con lo espiritual. Incluso ha quienes aseguran que han sentido una vibración especial estando allí que va más allá de lo físico.
Así que la próxima vez que veas imágenes del Sahara, recuerda que allí, en medio del desierto, yace un misterio geológico que desafía a la ciencia, a nuestros conocimientos sobre la Tierra y nos invita a explorar tanto el terreno físico como las profundidades de nuestra conciencia.