Una leyenda insuperable del automovilismo
De regreso de un retiro de yoga en Necochea, un alto en Balcarce se convirtió en mucho más que una pausa de camino. Allí, entre calles de arquitectura neocolonial y paisajes de vocación agrícola, nació Juan Manuel Fangio, una leyenda insuperable del automovilismo. La ciudad, ubicada al sudeste de la provincia de Buenos Aires, respira historia y homenajea al hijo pródigo que la puso en el mapa con su talento inigualable al volante.
Una pasión que despertó temprano
El 24 de junio de 1911, a las 00:10, Juan Manuel Fangio llegó al mundo como cuarto hijo del matrimonio entre Loreto Fangio y Herminia Déramo. Desde muy pequeño, los motores comenzaron a formar parte de su vida. En la escuela ya trabajaba en un taller mecánico, y con la excusa de barrer el piso, se las ingeniaba para mover un viejo Panhard Levassor. Su afán de aprender lo llevó luego a conducir ocasionalmente para su jefe en la concesionaria Rugby, hasta convertirse a los 13 años en ayudante de mecánico del piloto Miguel Viggiano.
A los 16, recibió su primer auto como pago por su trabajo. Ese vehículo se convirtió en su primer compañero de carreras, el mismo que lo impulsó a comenzar el camino que lo consagraría como uno de los más grandes de todos los tiempos.
Del dolor a la gloria
Su debut como piloto llegó en 1936, en una carrera no oficial que debió abandonar a poco del final. Pero su perseverancia no se detuvo ahí. En 1941 consiguió sus primeras victorias importantes: el Gran Premio Getulio Vargas en Brasil y las Mil Millas Argentinas.
Sin embargo, la ruta también trajo dolor. En el «Gran Premio de América del Sur», un accidente en Perú le costó la vida a su acompañante, Daniel Urrutia. Pese a todo, Fangio siguió adelante, impulsado por una determinación feroz.
Su talento lo llevó a conquistar cinco títulos mundiales de Fórmula 1 (1951, 1954, 1955, 1956 y 1957), además de dos subcampeonatos. A la fecha, ningún piloto ha logrado igualar su proeza con tan pocas carreras disputadas.
El museo que honra una vida ejemplar
En los años 70, Fangio soñó con un museo en el patio de su casa para agradecerle a Balcarce su apoyo incondicional. Con el impulso de su amigo Bordeu y el respaldo de empresas como Mercedes Benz, Goodyear y el Automóvil Club Argentino, esa idea tomó forma. El museo fue construido en el edificio donde antiguamente funcionaba la municipalidad, y diseñado a imagen del de Mercedes Benz en Stuttgart.
Inaugurado en 1986, Fangio lo disfrutó hasta 1995, año en que falleció. Hoy, sus restos descansan allí. El Museo Fangio es el más importante del automovilismo latinoamericano y el único dedicado a un piloto, una leyenda insuperable del automovilismo.
Más allá de las pistas, Fangio nos recuerda que la grandeza nace del trabajo silencioso, la pasión constante y el amor por las raíces.