Un ejemplo de resiliencia de nivel superior
Por estos días de comienzo de año, cuando todavía el ritmo de vida es pausado y no tengo mucho qué hacer, decidí depurar mi correo electrónico y me encontré un mensaje que compartí con varias personas cercanas y lo abrí para recordar de qué se trataba. Entonces encontré la historia de Qian Hongyan la “niña de la pelota de baloncesto”, un ejemplo de resiliencia de nivel superior.
Originaria de la provincia de Yunnan, en China, Quian Hogyan, nos demuestra que incluso en los momentos más oscuros, el amor, la creatividad y la determinación pueden iluminar nuestro camino. Esta es una lección de vida que te ayuda a valorar lo que tienes y a ver en las dificultades oportunidades de crecimiento y evolución.
A los cuatro años, un trágico accidente le arrebató sus piernas. Para cualquier niña, enfrentar esta realidad puede ser devastador, pero con su actitud frente a la vida, Qian terminó convirtiéndose en un símbolo de esperanza.
Sin los recursos para adquirir unas prótesis para la niña, su abuelo ideó una creativa herramienta para que su nieta pudiera movilizarse durante mucho tiempo. Con una pelota de baloncesto cortada a la mitad, como soporte para su cuerpo, y dos asas de madera para apoyar las manos e impulsarse, el viejo sabio creo el dispositivo con el cual Quian logró llevar una vida más cómoda.
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Entonces la pequeña pudo ir a la escuela, jugar y desplazarse por todas partes, llamando la atención de muchas personas. Así, nació su apodo: «Basketball Girl».
Una pelota que inspiró al mundo
Y fíjate que la “niña de la pelota de baloncesto” iba rebotando a la escuela con la misma alegría que los demás niños. A Qian Hongyan no solo le encantaba ir a la escuela sino que además, siempre se destacó académicamente.
Su historia fue haciéndose más popular en su pueblo y en su país hasta que llegó a los medios de comunicación y, pronto, varias organizaciones sin ánimo de lucro decidieron ayudarle a mejorar sus condiciones de vida.
En 2005, Qian viajó a Pekín para recibir sus primeras prótesis en el Centro de Rehabilitación de China. La transición no fue fácil, pero cuando dio sus primeros pasos con sus nuevas piernas, el mundo entero celebró con ella. La sonrisa en su rostro y la esperanza en sus ojos eran un recordatorio de que los límites solo existen en la mente.
De la pelota de baloncesto a las piscinas olímpicas
Su historia no termina ahí. Qian se unió a un equipo de natación para personas con discapacidad, enfrentando nuevos desafíos con el mismo espíritu inquebrantable. Aunque al principio le costó adaptarse al agua, su esfuerzo fue recompensado: en 2009, ganó la medalla de oro en los 100 metros estilo pecho en los Juegos Paralímpicos Nacionales de China.
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Con el tiempo, Qian se convirtió en una atleta de élite, participando incluso en competiciones internacionales como los Juegos Paralímpicos de Río en 2016. Cada brazada que daba en la piscina la iba convirtiendo en un ejemplo de resiliencia de nivel superior.
Hoy, Qian Hongyan no solo es una deportista destacada, sino también una voz que promueve la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad.
Esta historia nos invita a reflexionar y a preguntarnos: ¿qué haría si me enfrentara a una adversidad similar? Qian eligió el camino del optimismo, demostrando que, con amor y determinación, cualquier obstáculo puede ser superado.
Entonces, la próxima vez que enfrentes un reto, recuerda a la niña que avanzó rebotando sobre una pelota de baloncesto y llegó a nadar en las grandes ligas de la vida. Si ella pudo convertir su tragedia en un triunfo, ¿qué te detiene a ti?