La fuerza de la intención

Cuando tu mente se alinea con tu corazón, nace una fuerza capaz de mover las montañas más altas.

¿Alguna vez te has puesto a pensar en el poder que tiene tu intención? No me refiero únicamente al hecho de desear algo intensamente o pensar positivo, sino a la energía dirigida, consciente y con propósito que nos lleva a lograr todo lo que deseamos. Entonces prepárate para saber de qué se trata y cómo generar la fuerza de la intención y dirigirla hacia nuestro objetivo.

Comencemos. Como te explicaba la intención va más allá de una declaración profunda y sincera de lo que queremos manifestar en nuestra vida. Fíjate además que, cuando hablamos de bienestar y sanación, la intención puede convertirse en una herramienta poderosa que puede acompañar procesos físicos, emocionales y espirituales con sorprendentes resultados.

En nuestra salud, por ejemplo, la intención es un motor silencioso que incide en la manera en que nuestro cuerpo responde a los tratamientos, en la rapidez con la que nos recuperamos y en nuestra percepción del dolor. Cuando una persona enferma se propone sanar de manera consciente, su cuerpo comienza a cooperar de forma milagrosa.

El reconocido médico y biólogo celular Bruce Lipton afirma que nuestras creencias, pensamientos e intenciones pueden modificar la expresión genética, lo que significa que podemos influir en nuestra salud de adentro hacia afuera.

Por otro lado, el Instituto de Ciencias Noéticas (IONS, por sus siglas en inglés), ha investigado durante décadas el impacto de la conciencia humana en procesos biológicos. En uno de sus estudios, se observó cómo la intención dirigida podía alterar incluso el crecimiento celular y los patrones energéticos del cuerpo.

¿Cómo crear una intención poderosa?

No se trata solo de repetir afirmaciones en automático. Se requiere presencia, coherencia y emoción. Es decir, expresar tu intención siendo consciente de lo que se esta diciendo, creyendo que ya esta ocurriendo y sintiendo la emoción del resultado.

Así que si repites tu afirmación visualizando la meta con detalles y todos tus sentidos activos (viendo, oyendo, oliendo, tocando, sintiendo) como si ya fuera una realidad.  Todo eso lo recibe el universo incluidas nuestras propias células.  Entonces la sanación comienza a darse.

Si a esta meditación, le sumas una respiración consciente y además escribes tu deseo y lo que estás sintiendo vas a darle mayor fuerza a tu intención. Esto aplica para todas las áreas de tu vida.

El científico japonés Masaru Emoto, famoso por sus estudios sobre el agua, demostró cómo las palabras e intenciones podían modificar la estructura molecular del agua. Ahora imagínate el alcance de tus intenciones, si consideramos que más del 70% de nuestro cuerpo está compuesto por agua.

Y aunque algunas personas siguen siendo escépticas frente a estos hallazgos, cada vez son más los testimonios de personas que, gracias a una fuerte intención sostenida en el tiempo, han logrado mejorar condiciones de salud, cambiar hábitos destructivos y reencontrarse con su bienestar integral.

Tu intención solo necesita fuerza, fe y constancia. Porque cuando lo que piensas, sientes y haces está en sintonía, tu cuerpo responde, tu energía fluye y tu vida comienza a transformarse. Recuerda siempre que la sanación comienza con un sí profundo y decidido desde tu interior.

¿Estás dispuesto a ponerle el alma en tu intención?

Si en realidad estás dispuesta(o) a hacer lo necesario para lograr tus objetivos en el aspecto de tu vida que necesitas, realiza algunos ejercicios y comienza a aprovechar la fuerza de la intención.

  • Meditación de la intención (5-10 min diarios)

Siéntate en un lugar tranquilo, cierra los ojos y respira profundo. Visualiza tu cuerpo completamente sano y en armonía. Luego, formula tu intención clara, directa, en positivo y como si ya fuera una realidad: Elegí sanar con amor, confianza y agradecimiento. Estoy sanando y me siento cada día mejor, mejor y mejor. Repítela con seguridad y convencimiento mientras inhalas y exhalas.

  • El diario de la intención

Cada mañana escribe tu afirmación 21 veces. Si puedes hacerlo dos o tres veces en el día mejor. Esto te permite enfocarte durante el día, en tu intención.

  • Agua con intención

Toma un vaso de agua, sostenlo entre tus manos y expresa en voz alta tu intención. Luego bébelo con conciencia plena. Este gesto simbólico tiene un gran impacto en tu mente subconsciente.

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  • Visualización curativa

Antes de dormir, imagina una luz cálida y dorada que entra por tu coronilla y recorre todo tu cuerpo, llevando energía restauradora. Agradece mentalmente por la sanación que ya está ocurriendo en ti.

  • Crea un “altar de intención”

Elige un pequeño espacio para poner objetos que representen tu bienestar: una piedra, una vela, una foto, una palabra escrita a mano. Cada vez que lo mires, recuerda el compromiso contigo mismo y tu proceso de sanación.