Ser testigo del deterioro que causa el Alzheimer es doloroso. Pero agradezco poder estar cerca de papá acompañándolo hasta su último suspiro.

Hasta su último suspiro

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Ser testigo del deterioro de una persona con Alzheimer es una de las experiencias más dolorosas para quienes acompañamos al paciente, especialmente si se trata de un ser querido. En mi caso, adaptarme a la situación de mi papá ha sido todo un desafío. Él ha sido una figura central en mi vida: siempre me cuidó, me guió y estuvo a mi lado. Ver cómo el Alzheimer lo va apagando poco a poco es conmovedor, pero agradezco a Dios por permitirme estar junto a él hasta su último suspiro.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa devastadora, no solo para quienes la padecen, sino también para los familiares y cuidadores. A medida que avanza, el cerebro puede llegar a reducirse hasta un 20% de su tamaño original, afectando funciones cognitivas esenciales como la memoria, el lenguaje y la orientación.

Las causas invisibles del Alzheimer

 Aunque no existe una causa única para esta enfermedad, se sabe que una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida influyen en su aparición. En el caso de mi papá, su diagnóstico nos tomó por sorpresa. No tenemos antecedentes familiares de Alzheimer, lo que hace difícil aceptar la idea de que esta enfermedad no solo está vinculada a la genética.

Las causas más comunes incluyen:

  1. Acumulación de proteínas anormales: La enfermedad está marcada por la acumulación de placas amiloides y ovillos de Tau en el cerebro. Estas proteínas alteran la comunicación entre las neuronas, lo que eventualmente lleva a la muerte celular.
  2. Factores genéticos: Si bien la genética puede desempeñar un papel importante, especialmente en casos de Alzheimer temprano, no siempre es la causa. En casos como el de mi papá, no hay antecedentes familiares conocidos, lo que evidencia la complejidad de la enfermedad.
  3. Envejecimiento: El principal factor de riesgo es la edad. A partir de los 65 años, el riesgo de desarrollar Alzheimer se duplica cada cinco años.

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A mi papá le diagnosticaron la enfermedad alrededor de los 75 años. Recuerdo claramente el día en que, mientras conducía hacia nuestra casa, se desorientó y me preguntó adónde íbamos. Aunque en ese momento lo atribuí al cansancio, poco después, en otra ocasión, detuvo el auto abruptamente porque se «desconectó» y no supo qué hacer. Fue entonces cuando entendí que algo raro le estaba pasando. Desde ese día, lo dejamos salir solo. Y espero acompañarlo hasta su último suspiro.

Señales de alerta

 El Alzheimer se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria y de las habilidades cognitivas. Los primeros síntomas son fáciles de ignorar, pero con el tiempo se vuelven imposibles de ocultar:

  1. Pérdida de memoria: Olvidan información reciente, como nombres o eventos cercanos.
  2. Desorientación: Pueden perderse incluso en lugares familiares.
  3. Dificultad para realizar tareas cotidianas: Actividades sencillas como vestirse o cocinar se vuelven complicadas.
  4. Problemas de lenguaje: Les cuesta mantener una conversación fluida o recordar palabras.
  5. Cambios de humor: Pueden volverse ansiosos, agresivos o retraídos.

En el caso de mi papá, su deterioro ha sido relativamente lento, lo que nos ha permitido adaptarnos poco a poco. Los médicos atribuyen este ritmo a su entorno familiar, lleno de amor, que lo acompaña.

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Prevalencia y proyecciones preocupantes

 El Alzheimer afecta principalmente a personas mayores de 65 años, aunque existen casos en los que se presenta de manera precoz. A nivel mundial, más de 55 millones de personas viven con demencia, siendo el Alzheimer la causa más común. Según la OMS, se espera que para el año 2050 esta cifra se triplique, alcanzando cerca de 140 millones de personas afectadas.

Recientes investigaciones publicadas en la revista Nature han identificado nuevas terapias prometedoras que buscan atacar las proteínas responsables del daño cerebral. A pesar de estos avances, aún no existe una cura definitiva. Los tratamientos actuales solo retrasan temporalmente los síntomas.

Si eres cuidador, cuídate

 Cuidar a alguien con Alzheimer puede ser agotador tanto física como emocionalmente. Aquí te comparto algunas recomendaciones que me han ayudado:

  1. Infórmate: Conocer sobre la enfermedad te permitirá anticiparte a los cambios y tomar decisiones más acertadas.
  2. Estructura una rutina: Mantener un horario fijo puede reducir la ansiedad y la confusión.
  3. Estimulación cognitiva: Actividades como juegos de memoria pueden ayudar a ralentizar el deterioro.
  4. Cuida tu bienestar: No olvides que tu salud es tan importante como la del paciente. Busca apoyo y tómate descansos cuando lo necesites.

En lo personal, extraño mucho al papá consejero, cuidador, consentidor. Sin embargo, he aprendido a aceptar la nueva realidad. Es un reto inmenso, pero cada día agradezco la oportunidad de estar cerca de él, acompañándolo hasta su último suspiro.