El peso invisible de las deudas
Si alguien dice, ”Levante la mano quien esté libre de deudas”, ¿tú la levantarías? Si respuesta es no, te felicito. Sigue tu camino. Si dices que sí, esta información es para ti. Léela con calma y buena actitud y empieza a dar tus primeros pasos para liberarte. Aquí una corta reflexión sobre el peso invisible de las deudas
Lo primero que tienes que saber es que las deudas no son un tema exclusivamente económico, aunque en la mayoría pensamos en ellas como cifras en una hoja de cálculo. También pueden ser ese recordatorio constante que nos llega en forma de facturas y pagos pendientes. Sin embargo, las deudas no se quedan solo en lo financiero.
Comencemos con las deudas económicas
Las deudas económicas son quizás las más reconocidas. Nos persiguen, nos quitan el sueño y pueden generar una sensación constante de preocupación.
Un estudio realizado por la Universidad de Nottingham y publicado en The British Journal of Psychiatry, analizó la relación entre la deuda financiera y la salud mental en una muestra de 2,000 adultos. Los resultados mostraron que las personas endeudadas presentaban niveles significativamente más altos de estrés, ansiedad y depresión en comparación con aquellas que no tenían deudas.
Según los investigadores, “la deuda actúa como un estresor crónico que mina la energía emocional, provocando un estado de constante preocupación y agotamiento mental”.
La investigación también reveló que la gravedad de la deuda estaba directamente relacionada con el nivel de angustia psicológica. Es decir, cuanto mayor es la deuda, mayor es el impacto negativo en la salud mental y, por ende, en la energía vital. Este ciclo puede llevar a la procrastinación en el pago de deudas y al incremento de comportamientos autodestructivos, como el abuso de sustancias o la desatención de la salud física.
Por esta razón es importante que revises tu situación, sin culparte, siendo consciente de lo que debes y puedes hacer para que vayas saliendo de todas tus deudas. Mas adelante te presento mis recomendaciones.
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Deudas que se vuelven un lastre
Otras deudas que quiero mencionarte y que también nos afectan nuestra salud mental, son las emocionales. Estas son menos tangibles, pero igual de desgastantes. Estas pueden surgir de promesas no cumplidas, resentimientos no resueltos, o la culpa por acciones pasadas.
Cuando guardamos rencor o no cerramos ciclos emocionales, llevamos una carga invisible que afecta nuestra energía y nuestro bienestar.
Un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, una revista académica internacional publicada por la American Psychological Association (APA), exploró cómo las deudas emocionales no resueltas impactan el bienestar individual y las relaciones interpersonales.
La investigación, que involucró a más de 1,500 participantes, encontró que aquellos que cargaban con resentimientos o culpas no resueltas experimentaban niveles significativamente más altos de estrés y ansiedad. Este estrés crónico no solo afectaba su bienestar emocional, sino también su salud física, manifestándose en problemas como insomnio, dolores de cabeza y fatiga crónica.
Además, el estudio reveló que las personas con deudas emocionales tenían dificultades para establecer y mantener relaciones saludables. El peso de la culpa o el resentimiento acumulado impedía que estas personas confiaran plenamente en los demás o se sintieran seguras en sus relaciones. Esta falta de confianza y seguridad emocional se traducía en un ciclo de aislamiento y desconexión, que drenaba aún más su energía vital.
Los investigadores también destacaron que la liberación de estas deudas emocionales ya sea a través del perdón, la terapia o la confrontación directa, conducía a una mejora significativa en la salud mental y en la calidad de las relaciones personales. Aquellos que lograron resolver sus deudas emocionales sintieron una «liberación» emocional y una renovada energía para afrontar la vida con una actitud más positiva y abierta.
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La conexión con uno mismo
Y hay unas deudas personales, aquellas que tenemos con nosotros mismos y que pueden manifestarse como sueños no cumplidos, metas abandonadas, o incluso la falta de autocuidado. Estas deudas surgen cuando no nos damos el tiempo ni el espacio para atender nuestras propias necesidades.
La psicóloga clínica, Dra. Karen Lawson, asegura que la acumulación de estas deudas internas, la mayoría inconscientes puede llevar a una sensación de insatisfacción crónica con nosotros mismos, que afecta nuestra autoestima.
Revisa que asuntos que te motivan estás dejando a un lado y regálate la posibilidad de ponerte a día contigo mismo. Seguro te sentirás mucho mejor y aumentarás tu motivación para vivir.
El poder liberador del pago de deudas
El impacto de saldar nuestras deudas, en cualquiera de sus formas, es inmenso. Te traigo dos ejemplos de personas que lograron ponerse al día con sus deudas y le dieron un giro importante a sus vidas.
Ana, una mujer de 45 años que lidió con deudas económicas por más de una década, asegura que pagar sus deudas fue como quitarme un peso de encima. “No solo recuperé mi estabilidad financiera, sino que mi energía cambió por completo. Volví a disfrutar de la vida, a reír, a dormir bien. Me sentí libre por primera vez en años.”
Por otro lado, Jorge, de 38 años, experimentó un cambio radical tras enfrentar sus deudas emocionales. Después de años de evitar una conversación pendiente con su padre, decidió confrontar sus sentimientos y perdonar. “Era como si hubiera estado cargando una mochila llena de piedras todo ese tiempo. Una vez que solté todo, mi vida cambió. Mi energía, mi actitud, todo mejoró. Me siento más ligero, más en paz.”
Finalmente, Laura, de 50 años, reflexiona sobre sus deudas personales. “Siempre ponía a los demás primero, nunca me daba tiempo para mí. Hasta que me di cuenta de que estaba agotada, física y emocionalmente. Empecé a priorizar mis necesidades, a cumplir mis propios deseos. Ahora me siento más plena, más conectada conmigo misma.”
Recomendaciones para salir de las deudas
- Reconoce y acepta la deuda: El primer paso para liberarte de cualquier tipo de deuda es reconocer su existencia. Acepta que tienes una deuda pendiente, ya sea financiera, emocional o personal. La negación solo prolonga la carga y el estrés asociado.
- Haz un plan de acción: Establece un plan claro para pagar tus deudas. En el caso de las deudas económicas, esto podría incluir crear un presupuesto, renegociar términos con acreedores o buscar asesoría financiera. Para las deudas emocionales, puede implicar buscar terapia, hablar con la persona involucrada, o escribir una carta que exprese tus sentimientos. Y las deudas personales pueden requerir que reserves tiempo en tu agenda para ti, para cumplir con esos compromisos que has dejado de lado.
- Prioriza tus deudas: No todas las deudas son iguales. Identifica cuáles son las más urgentes o las que más están afectando tu bienestar. Comienza por saldar aquellas que tengan un mayor impacto negativo en tu vida.
- Perdónate y sigue adelante: Para las deudas emocionales y personales, el perdón es clave. Aprende a perdonarte por errores pasados y a liberar resentimientos. Este acto liberador puede restaurar tu energía y permitirte avanzar con una sensación renovada de propósito.
- Celebra tus avances: Cada vez que pagues una deuda, celebra tu progreso. Reconoce el esfuerzo que has hecho y disfruta de la ligereza que viene con cada paso hacia la libertad.
El camino hacia la libertad y el bienestar comienza con un paso crucial: reconocer nuestras deudas y trabajar para saldarlas, una por una. Al hacerlo, no solo liberamos nuestras finanzas o nuestras emociones, sino que liberamos nuestra energía, permitiéndonos vivir con más alegría y propósito.