Busca en ti la verdadera paz
Cuando escuchamos la palabra paz, pensamos en tranquilidad, calma, sosiego, armonía. Y todos deseamos que estuviera presente todo el tiempo en nuestra vida. Y eso solo es posible si dejamos de buscarla a fuera (en la familia, los hijos, la sociedad, el gobierno de turno) y comenzamos a proveérnosla nosotros mismos. Por eso hoy mi mensaje es: busca en ti la verdadera paz.
Hace mucho tiempo, yo trabajaba en la Alcaldía de Medellín, como comunicadora de una de las secretarias de despacho. Hasta ese entonces tenía más experiencia como periodista que como comunicadora organizacional. Sin embargo, acepté el reto y al principio todo fluyó tranquilamente.
Al secretario de despacho con quien me entendería, lo sentí un poco apático y reservado. Sin embargo, al comienzo, la relación laboral se desarrolló en términos cordiales. Un día lo busqué para programar una rueda de prensa, pero no lo encontré. Lo llamé varias veces y el hombre no apareció. Entonces recurrí al correo electrónico que además me permitiría dejar evidencia de la situación. A los días me respondió y a partir de ahí nuestro contacto fue por este medio.
Se programó la rueda de prensa. Yo hice la convocatoria de medios y el día señalado, muy puntuales llegaron mis colegas. Ese día era mi debut como comunicadora de una de las secretarías más movidas de la Alcaldía de Medellín. Fueron pasando los minutos y el secretario no aparecía. Lo llamé varias veces al teléfono y no contestaba mis llamadas. Entonces me tocó recurrir a un plan B porque no podía dejar plantados a los medios de comunicación de la ciudad.
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Me fui corriendo a buscar al subsecretario y él muy querido me apoyó y atendió la rueda de prensa. En esta oportunidad, a pesar de la situación, logré mi objetivo. Sin embargo, la furia me embargaba. No entendía porque el secretario no había aparecido.
Después de terminar la rueda de prensa me fui para mi oficina, me senté frente al computador y comencé a escribir un correo electrónico dirigido a la Dirección de Comunicaciones informando lo sucedido. En ese momento llegaron dos compañeros que ya llevaban varios años en la Alcaldía como comunicadores y me preguntaron por la rueda de prensa. Les conté lo sucedido y les dije que estaba escribiendo un correo informando la situación. Ellos me tranquilizaron y me hicieron ver que no era estratégico escribir ese correo, que mejor hablara con la directora y así lo hice. Aunque la respuesta de ella no fue la que esperaba, yo seguí con mi labor tratando de “llevarla en paz” con el secretario.
Pasé varios meses de angustia porque mi trabajo se complicaba por la falta de comunicación con el secretario. Sin embargo, a pesar de la situación, cumplí con mi labor de la mejor manera, hasta que nuevamente se presentó un incidente delicado. Era un domingo de diciembre, estábamos de turno: él para atender las urgencias de la Alcaldía y yo para atender a la prensa en caso de que se presentara alguna contingencia. Y se presentó un incidente por quemados por pólvora y el señor secretario no apareció. Entonces recurrí a otro funcionario para que me apoyara en la atención a la prensa.
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Al lunes siguiente, en el Consejo de gobierno (reunión semanal de alcalde con sus secretarios de despacho) el alcalde regañó al secretario porque a él tampoco le respondió las llamadas que le hizo para que le informara lo sucedido. En ese momento mi jefe, la Directora de comunicaciones, que estaba presente, entendió mi situación: “si no le contesta al alcalde, mucho menos a Matilde”.
En ese momento yo había decidido soltar mis angustias, mis temores y prevenciones. Entendí que el comportamiento del secretario no solo yo lo padecía, sino que hacía parte de su forma de ser. También comprendí que a pesar de la situación, yo estaba haciendo bien muy bien mi trabajo. Y lo más importante fue que entendí que yo era la única responsable de mi tranquilidad, de mi paz interior y no podía entregarle ni a él ni a la situación mi bienestar emocional.
Pocos meses después me asignaron otra secretaría, una con mucho más trabajo pero con un secretario dispuesto a apoyar las estrategias de comunicaciones que yo le proponía. Para mí fue un regalo y lo disfruté durante 2 años.
Hoy mirando en retrospectiva encuentro que cuando entendí que mi paz interior no dependía de la situación que estaba viviendo, ni del entorno que me rodeaba, aprendí la lección y la vida me llevó hacia otros aprendizajes que disfruté mucho más.
Entiende que, como en mi caso, tu paz interior no depende de tu situación, tu entorno, tu familia, la sociedad o el gobierno de turno, depende solo de ti. Por eso, busca en ti la verdadera paz. Haz lo que tengas que hacer de la mejor manera y sin resistirte, de esta manera la vida recibirá el mensaje adecuado para llevarte a otro lugar mucho mejor porque habrás aprendido la lección.
Esta es la paz que te ofrece el universo. No te conformes con menos. Busca en ti la verdadera paz.