Quino, el papá de Mafalda, hoy cumpliría 93 añitos
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Hay personajes que nacen en el papel, pero terminan caminando entre nosotros. Y hay autores que, sin quererlo del todo, crean algo tan potente que trasciende su propia vida. Quino, el papá de Mafalda, hoy cumpliría 93 añitos.
La irreverente y cuestionadora Mafalda nació en septiembre de 1964 y su creador, Joaquín Salvador Lavado Tejón, el 17 de julio de 1932. Quino cambió para siempre el humor gráfico en español. Pero también, pagó un precio personal muy alto por esa genialidad.
Un hombre tímido que dibujaba lo que no se animaba a decir
Quino no era el tipo de persona que buscaba fama. Hijo de inmigrantes andaluces, nació en Mendoza, Argentina, en. Huérfano de madre a los 13 y de padre a los 17, se refugió en el dibujo como una manera de canalizar su mundo interior. Le decían Quino desde pequeño, para diferenciarlo de su tío Joaquín, un ilustrador que lo introdujo en el mundo del dibujo
Era un hombre profundamente sensible y observador, con una mirada crítica, de todo lo que ocurría a su alrededor. De esos que escuchan más de lo que hablan. Tal vez por eso su arte decía tanto.
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Mafalda: una niña que no se callaba
En 1964, por encargo de una agencia de publicidad que buscaba un personaje para promocionar electrodomésticos (algo que nunca ocurrió), nació Mafalda: una niña preguntona, idealista y profundamente incómoda con el mundo de los adultos. Era todo lo contrario de Quino.
Su primera caricatura se publicó en la revista Primera Plana y luego pasó al diario El Mundo. El fenómeno fue casi inmediato: Mafalda decía lo que muchos pensaban, pero no sabían o no se atrevían a decir. Con apenas 6 años, cuestionaba el machismo, la guerra, la hipocresía, el capitalismo feroz, la política absurda… con una lucidez que desarmaba.
Fíjate en esta joya: “Paren el mundo, me quiero bajar.” Un grito disfrazado de chiste, pero con la carga de quien ya entendía que algo no estaba bien en la velocidad con la que pasaban las cosas.
Una niña argentina que se volvió universal ¿Cómo lo logró?
Mafalda cruzó fronteras sin pedir permiso. Fue traducida a más de 30 idiomas y publicada en Europa, América Latina y Asia. En Italia, era tan popular como en Buenos Aires. En España, fue un soplo de aire fresco durante la dictadura franquista. En Japón, despertaba sonrisas entre quienes no sabían pronunciar su nombre, pero entendían su mensaje.
Mafalda hablaba de lo esencial: la dignidad, la paz, la empatía, la igualdad. Y lo hacía desde lo cotidiano. Una sopa que detestaba, un globo terráqueo que no entendía, unos padres que la querían, pero no siempre la comprendían. Era brillante… y profundamente humana.
El agotamiento de Quino: cuando crear deja de ser liviano
Lo que pocos sabían —hasta que él mismo lo confesó— es que Quino dejó de dibujar a Mafalda en 1973 porque ya no podía más. No era falta de ideas. Era agotamiento emocional. “Estaba repitiéndome. Me exigía mucho. Quería que cada tira fuera perfecta. Y me estaba enfermando.»
Esa presión por mantener el nivel de profundidad, humor y vigencia le pasó factura. Se alejó de Mafalda para salvarse a sí mismo. Muchos fans se sintieron huérfanos, pero Quino sabía que debía soltar antes de traicionar la esencia.
Y no se detuvo. Continuó publicando obras más existencialistas, con caricaturas mudas pero elocuentes. Menos populares, sí, pero igual de lúcidas. Igual de necesarias.
¿Por qué seguimos leyendo a Mafalda?
Hoy, seis décadas después, Mafalda sigue siendo actual. Tal vez demasiado. Sus preguntas resuenan en una época donde las respuestas escasean. Sus dudas infantiles siguen incomodando a los adultos que no saben muy bien qué hacer con este mundo.
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Quino falleció en 2020, un día después de que Mafalda cumpliera 56 años. Como si hubiera esperado a que su niña querida soplara las velitas antes de irse. Pero su obra no murió. Sigue viva en las bibliotecas, en las redes, en las paredes de escuelas, en las marchas feministas, en los memes con fondo blanco y tinta negra. Porque a Mafalda no le pasan los años. Mafalda nos envejece a nosotros, cuando nos damos cuenta de que seguimos sin tener respuestas a sus trascendentales cuestionamientos.
Quino, el papá de Mafalda, hoy cumpliría 93 añitos y ella, en septiembre, cumplirá 61. Larga vida, niña querida.