Ancizar Castrillón y su eco en la música andina colombiana
En el corazón del Quindío, donde el aroma del café se mezcla con la brisa fresca de las montañas, nació un hombre auténtico y sensible destinado a transformar emociones y experiencias en melodías. Con más de 700 composiciones este cronista musical recoge el espíritu del pueblo colombiano en bambucos, pasillos y valses. Aquí voy a contarte quién es Ancizar Castrillón y su eco en la música andina colombiana.
La historia de Ancizar comenzó en Armenia, Quindío, el 15 de octubre de 1953, en una familia que le inculcó el amor por su tierra y sus tradiciones. Desde joven mostró una sensibilidad especial hacia la música, y en 1971, con apenas 18 años, escribió su primera canción: “Sin saber que nos queremos”, inspirada por un amor de juventud. Fue el inicio de una carrera que lo llevaría a convertirse en uno de los pilares de la música andina colombiana.
De sueños juveniles a un legado nacional
Fue Bernardo Gutiérrez, un reconocido compositor, quien lo motivó a seguir el sendero de la música. Sus primeros pasos lo llevaron a escenarios como el programa El Show de Esthercita Forero en Barranquilla, y más tarde, a Venezuela, donde trabajó como utilero para las orquestas La Billo’s Caracas Boys y Los Melódicos.
Aunque lejos de su tierra, la nostalgia del Quindío lo llevó a componer piezas como “Lo bueno de mi tierra” y “Cuyabro”. Fue ese anhelo por regresar a sus raíces lo que marcó su destino en la música andina colombiana. En ese momento se abrían camino Ancizar Castrillón y su eco en la música andina colombiana.
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Reconocimientos que trascienden generaciones
El verdadero reconocimiento llegó en 1991, cuando su obra “La guaca” fue finalista en el Festival Mono Núñez. Este logro lo posicionó como un compositor relevante, y ese mismo año sus canciones “Soy el café colombiano” y “Cuando se canta un bambuco” fueron grabadas por el trío Voces y Cuerdas. Desde entonces, los premios y los aplausos no han dejado de acompañarlo.
En 1992 ganó el Festival Hatoviejo Cotrafa con “Mi tiple confidente”, y en los años siguientes fue finalista y ganador en eventos como el Concurso Nacional del Bambuco de Pereira y el Festival Nacional de Duetos Hermanos Martínez. Su bambuco “Colombiana”, escrito junto a Fernando Salazar Wagner, le valió el premio a mejor obra inédita en el Festival Mono Núñez en 2012.
Este año fue el compositor homenajeado de la vigésima segunda versión del Cuyabrito de Oro, realizada del 9 al 11 de noviembre.
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Un maestro y un puente entre generaciones
Castrillón no solo compone; también inspira. Hoy, continúa compartiendo su conocimiento con niñas, niños y jóvenes, enseñándoles a entender que la música andina no es solo un género, sino una forma de contar historias, transmitir emociones y mantener viva la esencia de un pueblo.
Quiero invitarte a descubrir las joyas de nuestra música andina y a que la próxima vez que escuches un bambuco o un pasillo, tengas presente que en sus acordes pueden estar los latidos de este hombre que supo convertir los paisajes, las vivencias y los sueños de su tierra en un tesoro de la música colombiana.
Aqui te dejo esta entrevista Ancizar Castrillón y su eco en la música andina colombiana.